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De monitos y cuentos; La historieta mexicana‌

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Por: Margarita Estrada

Leer una historieta, dejarse atrapar y cautivar por el argumento, los personajes y sus características, fue una experiencia que disfrute cuando niña.

Hoy recuerdo con nostalgia que esperaba mi domingo para ir al puesto de periódicos a adquirir mi historieta favorita; era tal la demanda que incluso había quien la dejaba apartada. Recuerdo también a un vecino, trabajador ya jubilado, que en su cochera tenía un sinfín de historietas, mismas que podías intercambiar, cada una por 10 centavos.

Era sorprendente ver, en el entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México, que en el transporte público, cafeterías, escuelas, salones de belleza, en las  filas para hacer un trámite, en las bancas de los parques, en  diferentes lugares, personas  leyendo alguna historieta: “Los Supermachos”, “Lágrimas, risas y amor”, “Kalimán”, “Memín Pinguin” “Joyas de la literatura”, “La familia Burrón”, “El Libro Vaquero” “La pequeña Lulú”, “Lorenzo y Pepita”,  entre muchas otras.  

 La historieta en nuestro país tuvo su auge entre los años 40 y 50 del siglo XX; retrató en sus argumentos, personajes que forman parte de nuestra cultura popular, así como las historias o aventuras, sueños y deseos que muchos lectores deseaban   vivir. Hizo disfrutar a varias generaciones con las aventuras de sus héroes mexicanos, con características más cercanas al hombre común, sin tantos superpoderes como en el cómic norteamericano. Crecieron leyendo a “Kalimán”, “Santo el enmascarado de plata”, “Chanoc”, “Fantomas, la amenaza elegante.” Logró despertar la emoción, incertidumbre y la pregunta ¿qué pasará?, en las historietas que al finalizar la última página decía, continuará, como los argumentos de Yolanda Vargas Dulché y Eduardo de la Parra en “Lágrimas, risas y amor”.  

Una de las bondades de la historieta es que motivó a que algunas personas aprendieran a leer, en un país que aún padecía las secuelas de una Revolución, y en el que prevalecía un porcentaje muy alto de analfabetismo.

Cito de la publicación “La historia del COMIC en México”: “Una sola de sus revistas podía alcanzar una tirada de 350 000 ejemplares, todavía en 1989, mantenía su capacidad de lectura en un 61% de la población y constituía el 80% de las publicaciones periódicas con dos ediciones dominicales y un mismo ejemplar era leído de media por cinco individuos”. Esto nos da una idea del impacto de la historieta en nuestro país, que permitía que los diferentes sectores de la sociedad leyeran las mismas historias, y las convirtieran en un tema común.

Los argumentistas, dibujantes, entintadores, rotulistas, coloristas, editores y caricaturistas no regalaron personajes entrañables como “La Familia Burrón”, del historietista Gabriel Vargas quien le dio vida a una familia mexicana, de clase baja, que vive en una vecindad, en el famoso Callejón del Cuajo. Historieta icónica en nuestro país, en seis décadas de su publicación de manera ininterrumpida, fueron apareciendo más de 50 personajes con los que podía identificarse el lector, porque eran retratos de protagonistas citadinos. Logró conectar con millones de lectores por las situaciones a las que se enfrentaba esta familia para conseguir el sustento diario, solidarizarse con el vecino, sus aventuras, alegrías y tristezas.

Como no tener presente a Juan Calzonzin, creado por Eduardo del Río mejor conocido como “Rius” en una de las historietas más significativas en nuestro país, “Los Supermachos” cuyo personaje vivía en San Garabato de las Tunas, un pueblo como los hay muchos en nuestro país, en donde el personaje es un crítico del sentir de pueblo mexicano ante la corrupción del gobierno en turno, la injusticia; la historieta abordó diferentes temas con el objetivo de crear una conciencia social y reflexión. 

 Rius nos dejó un gran legado cuando de “Los Supermachos” da paso a “Los Agachados” de la que escribió: “La historieta se enfocó más a un lenguaje didáctico y politizado, manejando temas que eran tabú en los medios, como la religión, Cuba, las luchas de la liberación, el marxismo y la corrupción oficial” 

Inolvidables fueron aquellos personajes que se convirtieron en los héroes mexicanos, como “Kalimán el hombre increíble”, que pasó de la radio a la historieta; la leyenda dice que provenía de una civilización perdida y fue heredero del reino de Agartha. Se preparó en el Tíbet, vive aventuras en distintos lugares del mundo peleando contra todo tipo de villanos, siempre en pos de la justicia; una de sus frases célebres: “Quien domina la mente lo domina todo”. Kalimán estuvo siempre acompañado del “pequeño Solín”, de quien cuenta la leyenda, era descendiente de faraones. La historieta se publicó ininterrumpidamente por 26 años.

Un ídolo más, héroe de las multitudes, “Santo el enmascarado de Plata”, quien es ya leyenda en el mundo de la lucha libre, se convirtió en un personaje de historieta, no cualquiera pudo tener ese privilegio. El Santo, pelea incansable lo mismo contra criminales y vampiros, científicos con mentes perseveras que quieren destruir al mundo

 Hubo muchos seguidores de Chanoc, un joven y apuesto pescador, cuya vida está rodeado de aventuras, diversión, mujeres hermosas y peligros de los que siempre sale triunfante gracias al apoyo de su padrinoTsekub Baloyán, que, dicho por algunos lectores, ganaba las simpatías por lo extrovertido del personaje mismo.  Tsekub, eclipsó, a su ahijado Chanoc, poseía sabiduría, experiencia y templanza. Duró más de 21 años, los mismos años que hicieron disfrutar a los lectores, que en esa época se contabilizaban por millones.

“Fantomas la amenaza elegante”, que era mi favorita, historieta que fue un éxito desde su primer tiraje, tuvo como cualidad mezclar elementos de cultura general. Es un ladrón, que es el rey del disfraz, para sostenerse roba piezas invaluables, y en el argumento se incluía una reseña de la obra que iba robar, así como citas literarias que eran la contraseña para entrar a su refugio. Era un hombre rodeado de 12 mujeres, con los nombres del zodiaco, y tenía como colaborador al doctor Semo que crea artefactos, inventos y herramientas tecnológicas que le permiten a Fantomas conocer a personajes como Karl Max, Leonardo da Vinci, Albert Einstein. Además de ser un hombre que utiliza su fortuna para erradicar el hambre y la pobreza.

Una   historieta que se convirtió en un clásico, más allá de la controversia que hoy causa, “Memín Pinguín”, narró las aventuras de este singular personaje con sus amigos Carlangas, Ernestillo, Riquis, millones de lectores esperaban semana a semana, las vivencias, tragedias y alegrías, de estos niños y sus progenitores, que pasaban entre situaciones dramáticas, crueles y chuscas. Desde que apareció en 1943, ha tenido varias reediciones en diferentes décadas en las que pasó del color sepia a ser una historieta a colores. 

 La editorial  “Argumentos” publicó “Lágrimas, Risas y Amor”; con el paso de los años  se convirtió en la “Editorial la VID” y de  1962 a 1995,    vendió sus historietas no solo en México, sino en toda Latinoamérica. La mayoría de los argumentos fueron escritos por el matrimonio formado por Yolanda Vargas Dulché y Guillermo de la Parra que saltaron a la radio, televisión y cine con “Rubí”, María Isabel”, “Encrucijada”, “Sangre Esclava”, “Rarotonga”, “Yesenia” por supuesto. 

Sus historias mantenían cautivados a millones de lectores, principalmente mujeres, con la incertidumbre de lo que ocurriría semana a semana, con la historia de la protagonista, no se diga con la conclusión de la historia misma. Historia sí, que quedaron vigentes en el imaginario colectivo, que hoy muchas generaciones, han conocido por la adaptación en diferentes telenovelas.  

Una mención especial la merece “Joyas de la literatura”, que fue el sucesor de “Novelas Inmortales”, de forma simplificada, pero estructurada, publicó novelas y cuentos de la literatura universal; sencillas, digeribles socializó a autores como Alejandro Dumas, Julio Verne, entre muchos otros.

“El Libro Vaquero” salió a la venta en el año de 1978, y con él nació la historieta de bolsillo; su éxito fue sorpréndete y llegó a tener un tiraje de un millón y medio de ejemplares semanales. Sus argumentos están ubicados geográficamente en el viejo Oeste, con la aparición de mujeres voluptuosas. Es un western como dicen muchos, “a la mexicana”, con vaqueros, balazos y sheriff. Considerado por muchos como una historieta erótica y descalificada por otros tantos. Es innegable su éxito, presencia y pertenencia en la cultura popular mexicana.  

Siempre tendrán un lugar en el imaginario colectivo los comics americanos que formaron parte de nuestra infancia como; “La pequeña Lulú”, “Archi y sus amigos”, “Lorenzo y Pepita”, “Tarzán”, “Flash”, “La liga de la Justicia”, “Los cuatro Fantásticos”, “El hombre Araña”, entre otros, a los que hoy las nuevas generaciones conocen más por el cine y por lo videojuegos.

La historieta es parte de nuestra cultura, así como sus personajes, sus frases célebres, sus argumentos, pero los más valiosos es que nos hicieron reír, llorar, y pasar momentos agradables con su lectura. Un reconocimiento a todos sus creadores.

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