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Detrás de la Noticia: ‘El calvario por venir con una tercera ola de Covid’

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La pasión y muerte de Jesús crucificado en el Calvario o Gólgota -“monte de ejecución”-, es muy pertinente para ilustrar los contagios y muertes que viviremos los mexicanos en la tercera ola de la COVID-19.

Muchas son las voces que insisten en alertar a la población en general a no bajar la guardia y a mantener de manera obligatoria las medidas sanitarias preventivas para proteger la propia vida y la de los demás.

Alarma ver las imágenes de familias enteras incluyendo a enfermos, con apoyo de tanques de oxígeno, en grandes aglomeraciones que sobresaturan las playas en forma más que irresponsable,   realmente suicida.

O ver el Andador Turístico a reventar de visitantes nacionales y extranjeros sin las mínimas medidas preventivas sanitarias, como el uso obligado y correcto del cubrebocas, además de guardar la sana distancia. 

El sufrimiento y la agonía que vivirán quienes se contagien del nuevo coronavirus SARS-CoV-2- y sus familias, después de un año de la declaratoria de su aparición en México no son desconocidos para nadie.

A pesar de contar con información sobre las graves consecuencias de contagiarse de la COVID-19 la inmensa mayoría de mexicanos y oaxaqueños seguimos actuando de manera verdaderamente irresponsable.

A fin de coadyuvar a evitar una tercera ola de contagios de la COVID-19 comparto la siguiente historia que circula en redes sociales: Siete  días que  podrían ser los más largos y dolorosos de tu vida. 

Día 1.- Lograste la reservación de hotel, la afinación de tu auto, liberaste tu Tarjeta de Crédito y tienes algo de efectivo para las Casetas de Autopista. ¡Bravo! Eres un Campeón.

Aunque, claro, lo lograste con una que otra deuda y utilizando el dinero para gastos fijos, como el pago de luz, agua, renta, colegiaturas, doctor, zapatos, comida, etc., pero, ¡no pasa nada! todo fuera como el dinero.

Día 2.- A comprar trajes de baño, juguetes para playa, el sombrero y bolsa de playa y, por supuesto, las botanas y bebidas. ¡Tarjetazo a meses sin intereses!  

Día 3.- Casi toda tu familia está feliz. Digo casi porque tu esposa siente preocupación por el riesgo, pero tú la tranquilizas, y se une a la “alegría familiar”.

Día 4.- ¡Todos al auto! Salen para las esperadas vacaciones.  Primer parada en la carretera: Oxxo, ¡claro! es obligado un cafecito moca y un panecito, no importa que hayas desayunado, ¡Ubícate! ¡Estás de vacaciones! ¡Hay que gastar! Eso sí, todos con su gel y el cubrebocas, aunque mal colocado, dejando sin protección la nariz.

Tus hijos pasean por los cortos pasillos del Oxxo “tocando todo” y es que ¿cómo no tocar?, si todo se antoja y papá lo comprará. Salen y el chiquitín no aguantó y abrió su gansito, así ¡cómo va!, sin lavarse las manos ¿y el gel?

Tú, cargando gasolina. El empleado te mira como si fueras un delincuente ¡tiene miedo de ti y de tu familia! ¿Sabes por qué?  Tu cubrebocas se ha convertido en “pechera”.  

Pobre empleado, aun así él tiene que atenderte, ¡tiene que trabajar! Responsablemente intenta guardar distancia, pero tú que vas muy contento no paras de acercarte.

Ya en el auto, todos re-desayunando, al mismo tiempo, que escuchan las noticias en la radio: Cifras de contagios y defunciones de las últimas 24 horas.

Por fin llegas ¡qué belleza! ¡El mar! tu esposa vuelve a tener un viso de responsabilidad y comenta: “¡Mira, qué desconsiderados! ¡Cuánta gente sin cubrebocas! Pero el susto pasa rápido y todos al agua.

Día 5.- Desayuno bufete ¡Qué delicia! Sírvase lo que desee y no piense en las micro gotículas, recuerda: ¡Tú estás de vacaciones! Ah y no te preocupes por guardar la distancia, todos están sanos, en este hotel se  les toma la temperatura antes de entrar.  

A tirarse al sol en un camastro que minutos antes fue expuesto a ese pequeño e invisible enemigo ¡Ah! pero tú llegas  y lo medio limpias con toallitas con cloro. ¡Listo!

Desde el balcón de las habitaciones se ve la zona repleta de personas sin cubrebocas, sin distancia, platicando, carcajeándose, etc.

Día 6.- Se repite el itinerario: desayuno, playa, sol. Pero está vez a uno de ustedes le duele la garganta. Tú elige quién será, ¿tu esposa, tus hijos? es tú familia, es tú historia.  Pero Piensas: “fue el cambio de clima”, Paracetamol y a disfrutar.  

Por la tarde ese “alguien” que tú elegiste, baja a comer el delicioso bufete, pero de pronto una tosecilla rara aparece. No pasa nada ¡hay que comer!

Día 7.-  Todos al auto, vamos de regreso. Con sus respectivas paradas en el Oxxo y, claro, paradas al  baño. Durante el viaje de regreso a casa otro miembro de tu familia que también tu elegirás, ya que es tu historia, comienza con fiebre, le das su Paracetamol, pero esta vez la fiebre no cede. Entonces, y solo entonces reaccionas. Y te das cuenta que la alegría comienza a cambiar de color. Pero, ¡tranquilo! No eres el único que está viviendo esto.

En ese mismo instante 40 familias en 40 autos más, está padeciendo lo mismo y por cada auto otros 40 o sea 1,600 autos por 5 personas  igual a 8000 personas que tuvieron contacto con 40 más en la playa igual a 320,000. Y de esos quizá el 15% tendrá los mismos síntomas (48,000) y quizá el 5% (2,400), no logren volver a sonreír.

Y esa matemática repítela por el número de hoteles del lugar que visitaste y por el número de ciudades que otros visitaron en 7 días, por el número de tiendas Oxxo, por el número de estaciones de servicio.

¿Ya elegiste quién de tu familia será parte de esa estadística? Si ya lo hiciste, por lo menos hazle saber que lo has elegido para sufrir las consecuencias de siete días de “alegría”. ¿Ya elegiste siete días de alegría contra 6 meses de tristeza  y toda la vida de dolor?

Si no lo has hecho, existe un panorama más sencillo y realmente feliz. Esta semana de vacaciones solo por este año quédate en casa, piensa en actividades en familia, como pintar la casa, inventar un juego, cocinar juntos, charlar. 

Quizás podrías dedicar unos minutos al día para leer una porción de la Biblia sobre la Vida y Sacrificio de Jesús, ya que son días de recordar su muerte, puedes enseñarles a orar ¡Hay tantas cosas que pueden hacer sin poner en riesgo a los tuyos!  Anda, no lo pienses más cambia de planes y podrás ver cómo sonríen tus hijos, abrázalos y piensa: Yo protegí a mi familia y a millones más.

Y repite también esto: Yo no elegí a nadie de mi familia para sufrir y perderlo. ¡Solo una semana más, por favor!

alfredo_daguilar@hotmail.com
director@revista-mujeres.com
@efektoaguila

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