Piel de sacrificio
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Piel de sacrificio

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Los morteros de recubrimiento  en los monumentos son más que un acabado estético, los protegen y muchas veces actúan como una capa que se sacrifica para que la integridad del monumento en esencia no sea lastimado. Son una forma de defenderse de las agresiones: del tiempo, del hombre y la intemperie.

Los factores de deterioro que no pueden controlarse dañan al patrimonio a veces de manera irreversible; la piedra difícilmente será conservada íntegra cuando se encuentra en circunstancias adversas, tal es el caso de: sitios con alta humedad, condiciones ambientales extremas, contaminación, sales, concentración de gente o agresores por el tipo de uso como humo, cera, grasa, existencia de animales como aves, insectos o roedores, etc. Los procedimientos de conservación correctiva implican la mayoría de las veces la abrasión o desgaste de milímetros de la capa dañada del monumento, estrato que al ser tratado de esta manera se habrá perdido para siempre. Cuando se trata de piedra tallada, escultura o argamasa moldeada estos milímetros pueden significar la imposibilidad  de interpretar la decoración del monumento de allí en adelante.

Y es que las alternativas de los especialistas en conservación se ven rebasadas cuando los deterioros persisten o se incrementan por circunstancias ambientales y sociales por lo que acudir a un método en el que literalmente se recubre al elemento de manera parcial o completamente resulta ser lo más efectivo.  Al cubrir el material base (material de fabricación) de un bien cultural los deterioros serán observados solo en la superficie colocada para este fin: manchas, suciedad y pérdidas parciales,  por ello es que se dice que el recubrimiento, aplanado, enlucido o piel se sacrifica ya que es la que se lastima, se deteriora y se pierde.

Los usos de la piel de sacrificios se dan en arquitectura histórica y arqueológica sobre todo en aquellas partes que no cuenta con sus elementos de protección originales y cuyo mantenimiento implica complejos programas de atención y recursos. Pero cada vez son más populares los recubrimientos colocados para este fin; y es que entre las ventajas  destaca el hecho de que si se elige el material adecuado además de proteger el elemento original se cuenta con la posibilidad de completar superficies o integrar color lo que facilita su lectura y entendimiento, esto para efectos museográficos por ejemplo, aunque el concepto se puede replicar para cualquier inmueble que requiera conservación preventiva, por lo que no sorprende encontrar de vez en cuando aplanados dobles o recubriendo piedra sin razón aparente.

Estos morteros pueden ser colocados en mampostería de piedra, adobe, ladrillo y piedra volcánica labrada o en sillares con la superficie no lisa adicionalmente la capa de encalado tiene la ventaja de que protege sin agredir elementos de color como pinturas murales o elementos policromados, y  puede ser renovada cuantas veces se requiera.

La piel de sacrificio para proteger al patrimonio construido  es una alternativa muy benéfica para los bienes, sin embargo no hay que olvidar las implicaciones que ello conlleva en términos teóricos pues hay que tener la sensibilidad para no demeritar la autenticidad o terminar realizando falsos históricos  ideal es permitir que un especialista en la materia sea quien evalúe y decida.

por M-Arq.-Adriana-Landero

Por Arq. Adriana Landero

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