Redacción: Paola Espinosa
La salud mental es una situación que generalmente no es atendida como se merece en cualquier ser humano, es cultural que se minimice y se piense que se cura “echándole ganas” cuando la verdad es que cada mañana, cada día, cada noche es difícil continuar y sobre todo para los adolescentes en México.
Uno de los peores resultados de la mala atención hacia la salud mental son algunos trastornos que se desarrollan sin control como el trastorno bipolar, trastorno límite de la personalidad, depresión, es muy probable que estos lleven al consumo de drogas, alcohol, etcétera y a su vez culminar en el acto de quitarse deliberadamente la propia vida, en una palabra, el suicidio.
La segunda causa de muerte en los adolescentes y adultos de entre 10 a 24 años, de acuerdo con la OMS es el suicidio, no obstante, los adolescentes son quienes tienen un mayor riesgo suicida, riesgo que ha aumentado de manera considerable a partir del año 2020. En el historial para cometer este acto en contra de la vida se relaciona con cambios sociales, económicos, culturales como el bullying, ciberbulliyng, desempleo que desborda en un problema emocional.
El aumento del suicidio en México ha sido el resultado del problema de Salud Pública que de manera mundial se ha presentado, quitarse la vida no es una acción que se lleva de un momento a otro, es una decisión que se planea, una idea que se fomenta con el tiempo de acuerdo con la vulnerabilidad de la mente y las situaciones que por lo general no son atendidas y/o identificadas.
La Pandemia desató desórdenes mentales profundos dando “razones” que como resultado lograron hacer perder el equilibrio emocional de los más endebles, sumando la economía fallida y los actos sanitarios aislantes que se deben tomar para mantener la salud física, pero mermando en la salud mental, el miedo y la desesperanza han sido los protagonistas para quitarse la vida.
Familias enteras fueron desintegradas por el fallecimiento de los padres y en concreto la familia nuclear, a causa del COVID-19, niños y adolescentes se vieron en la necesidad de cambiar de residencia, de vida, de ciertas comodidades y hasta debieron trabajar para poder sustentar sus nuevas vidas, viviendas y lo básico, alimentarse; situaciones por las que mentalmente ningún niño o adolescente se encuentra preparado para superar y adaptarse.
Es importante estar atentos a los signos que indiquen que el adolescente o niño se encuentra en alguna crisis emocional, lo complicado es que pueden ser signos que pasen desapercibidos hasta por el mismo afectado, no obstante, no está de más señalar algunos de estos para que puedan identificarse como: el llanto, el aislamiento, tristeza, ubicando estas actitudes deben atenderse de manera inmediata y profesional.
Todos tenemos derecho a la salud y esta incluye la salud mental, falta reconocerlo para atenderlo como es debido, los niños y los adolescentes siempre se han encontrado en un estado sensible en cuanto a lo emocional aun y a pesar de no estar pasando por ninguna crisis como la ya mencionada, es de suma importancia que sean atendidos.
La corresponsabilidad de ayudar a estos niños y adolescentes es de todos, no podemos pensar en un futuro mejor o en un presente liviano cuando no se ejerce el derecho a los próximos ciudadanos de no tener una salud mental estable, ni una vida digna.