Hablar del matrimonio conocido como los Fitzgerald, es hablar de la unión de dos mentes creativas, dos almas pasionales que cautivaron por sus obras literarias, su estilo de vida, el glamur de sus fiestas.
Fue un matrimonio que se bebió la esencia de su tiempo, los años veinte, una época que Scott Fitzgerald bautizó como la “Era del Jazz “.
Llegaron a la cima del éxito y el declive de una relación que se tornó tortuosa con el paso de los años, cuyas vidas han sido inspiración para escritores, dramaturgos, cineastas, investigadores literarios y biógrafos.
Francis Scott Key Fitzgerald, nació en 1896, en Saint Paul, Minnesota, Estados Unidos, es considerado como el escritor que mejor realizó un retrato en sus novelas, de la aristocracia norteamericana, se le consideró miembro de la “Generación perdida” nombre acuñado por la escritora y mecenas Gertrude Stein, al grupo de escritores estadounidenses que forjaron su carrera después de la I Guerra Mundial.
Su primera novela se publicó en 1920 “A este lado del paraíso”, lo catapultó como un escritor de éxito, a los pocos días de salir a la venta su primera edición, ésta se agotó, y las ventas superaron los 49,000 ejemplares, en menos de un año.
Algunos críticos consideran que la novela es autobiográfica, el personaje central, Amory Blane, habla de la transformación moral que va sufriendo ante los estragos de la guerra, la deshumanización de los intereses sociales y la desilusión ante la vida.
En ese mismo año contrae matrimonio con Zelda Sayre, quien nació el 24 de julio de 1900, en Montgomery, Alabama, mujer adelantada a su época, creció en el seno de una familia que pertenecía a la alta sociedad estadounidense, entre el lujo y la opulencia.
Ella amaba escribir, pintar y el ballet sobre todas las cosas. Scott la bautizo “como la primera mujer a la moda en Estados Unidos”.
El matrimonio Fitzgerald se convierte en toda una celebridad, viven en New York y hacen viajes frecuentes a Europa, principalmente a París, en donde entran en contacto con artistas e intelectuales de la denominada generación perdida que nutren e influyen en la creatividad literaria de Scott, entre ellos Ernest Hemingway.
Todos habían vivido los estragos de la Primera Guerra Mundial y la década de los años veinte les brindaba la oportunidad de vivir intensamente el presente.
En los tabloides de los principales diarios, los Fitzgerald se convirtieron en un ícono e ideal del éxito, belleza y juventud, pareja a la que muchos deseaban conocer y frecuentar en sus fiestas y paseos, sin importar los escándalos por los excesos de alcohol.
En 1921, mientras Scott escribe su segunda novela, “Hermosos y Malditos”, que narra el enamoramiento, matrimonio y desmoronamiento de una pareja de alta sociedad, los Fitzgerald se convierten en padres de su única hija, Frances Scottie Fitzgerald.
En 1925, Scott publica su tercera novela “El Gran Gatsby” que narra la historia de Jay Gatsby, un traficante de alcohol durante la Ley seca, a quien sólo le mueve una obsesión:
recuperar a Daisy su amor de juventud, cuya relación es ese momento era imposible, porque pertenecían a estratos sociales diferentes. Cuando la reencuentra, ella, ya se ha casado, forma parte de una sociedad frívola y aburrida de sí misma, una mujer cautivadora, que termina siendo la perdición del protagonista.
El estilo de vida de los Fitzgerald obliga a Scott a escribir relatos para distintas revistas prestigiadas y vender sus historias a los estudios de Hollywood, acarreándole fuertes críticas de Ernest Hemingway, para él, era una forma de prostituirse por dinero.
A finales de los años 20, el alcoholismo de Scott, los constantes cambios anímicos de Zelda, aunado a su crisis económica, empieza alejar a sus conocidos y amigos, en sus fiestas glamurosas se rompen los límites y se vuelve autodestructivas para el matrimonio, que tiene en el alcohol a su peor enemigo.
A partir de 1930, Zelda ingresa en diferentes hospitales psiquiátricos diagnosticada por esquizofrenia, periodo en que Scott se va a Hollywood, por problemas económicos y deudas, firma un contrato lucrativo con la Metro-Goldwyn-Mayer.
En ese lapso Zelda escribe “Save Me The Waltz” que es publicada en 1932.
Novela que refleja la similitud de sus propias vidas. Su libro y la presentación de dos exposiciones de algunas de las pinturas que había realizado en años anteriores, sufrieron fuertes críticas, lo que termino aniquilando su estado anímico.
El matrimonio se separa. Scott fallece en 1940 víctima de un infarto. Zelda murió calcinada en 1948 en un incendio en el hospital Highland, en Carolina del Norte.
Finalmente, Scott y Zelda fueron sepultados juntos. En su lápida se encuentra inscrita la escena final de El Gran Gatsby:
“de esta manera seguimos avanzando con laboriosidad, barcos contra la corriente, en regresión sin pausa hacia el pasado.”
Para conocer un poco más sobre la obra de Scott Fitzgerald les recomiendo leer sus novelas “Hermosos y Malditos”, “El gran Gatsby”, “A este lado del paraíso”, “El curioso caso de Benjamín Button” “Un diamante tan grande como el Ritz” “Suave es la noche” entre otros.
“Save Me The Waltz” de Zelda Fitzgerald.
Para los amantes del teatro los invito a ver por las diferentes plataformas la obra de teatro “The Disenchanted” o el Musical “Hermosos y Malditos”.
A los que gustan del Séptimo Arte, les recomiendo ver el “El Gran Gatsby”, protagonizada en 1974, por Robert Redford y Mia Farrow, dirigida por Jay Clayton, o la versión del 2013, dirigida por Baz Luhrmann, cuenta con las actuaciones de Leonardo DiCaprio, Tobey Maguire, Carey Mulligan, Joel Edgerton, Elizabeth Debicki e Isla Fisher.
El curioso caso de Benjamín Button, película del 2008 dirigida por David Fincher, con guion de Eric Roth y protagonizada por Brad Pitt y Cate Blanchett.
Termino con una de las frases célebres de Scott Fitzgerald:
“Muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia”