* Enloquecido por la soberbia y la megalomanía, el presidente saliente Donald Trump se resiste a aceptar su ya cantada derrota y pretende sacar de la bolsa el inminente triunfo de Joe Biden.
* Es una actitud autocrática, por antidemocrática y autoritaria, compartida por los gobernantes neo nacionalpopulistas, preponderantemente en España, la Unión Americana y América Latina.
Al igual que el amor, como parte de las pasiones humanas, resulta alucinadoramente excitante echar mano de las herramientas de la ciencia política para desvelar lo que vendrá para México.
En un ejercicio de creación de escenarios futuros no es nada aventurado adelantar desde ya, que a semejanza de Estados Unidos los resultados de la elección presidencial 2024 serán judicializados.
La prospectiva política permite vislumbrar este futuro sombrío e incierto, con base en el desarrollo de los acontecimientos ocurridos en el proceso y la jornada electoral en la Unión Americana.
Resalta la polarización política que vive Estados Unidos y las profundas divisiones raciales, socioeconómicas, religiosas y generacionales, así como entre las zonas urbanas y rurales.
El recuento y las demandas judiciales prevén días o semanas de incertidumbre antes del 8 de diciembre, plazo límite para resolver las disputas electorales. El presidente jurará el cargo el 20 de enero de 2021.
Enloquecido por la soberbia y la megalomanía, el presidente saliente Donald Trump se resiste a aceptar su ya cantada derrota y pretende sacar de la bolsa el inminente triunfo de Joe Biden.
Es una actitud autocrática, por antidemocrática y autoritaria, compartida por los gobernantes neo nacionalpopulistas, preponderantemente en España, la Unión Americana y América Latina.
Ensucian los comicios con campañas negras y acusaciones de fraude, cuando los resultados les son adversos.
Para estos gobernantes neopopulistas sólo existe la democracia cuando triunfan.
Genialmente perversos se apoderan de los órganos electorales, así como de los Poderes Judiciales con incondicionales para manipular los procesos y las jornadas electorales, y las sentencias de éstos.
Una vez instalados en el poder presidencial o como primeros ministros en los regímenes parlamentarios desaparecen los Congresos legislativos y los sustituyen por asambleas nacionales.
El mismo tratamiento reciben las Cortes Supremas de los Poderes Judiciales siendo estas sustituidas por Tribunales Constitucionales, conformados por correligionarios cómplices.
Este plan de desmantelamiento de los poderes legislativo y judicial dinamita, en realidad, la división de poderes, parte sustancial de la democracia, por la que se luchó y corrió mucha sangre.
El presidente Donald Trump impone jueces en la Corte Suprema de Estados Unidos y AMLO de consejeros electorales del Instituto Nacional Electoral (INE) y ministros de la Suprema Corte en México.
Basta observar el paralelismo para concluir que se trata del mismo plan de permanencia en el poder y, si se los permiten, de imposición de una dictadura, por más increíble que parezca a simple vista.
Sin embargo, el pueblo bueno y sabio reacciona, se informa, concientiza, organiza y moviliza, a través de movimientos ciudadanos que impulsan protestas que ganan la calle y ocupan las plazas públicas en México y EEUU.
Diversos movimientos sociales se prepararon para estas maniobras y convocaron a las primeras manifestaciones en defensa del voto y para evitar un autogolpe de una maniobra extralegal para mantenerse en el poder.
Miles de ciudadanos estadounidenses marcharon por el centro de Nueva York, Chicago, Portland, Oregon, Filadelfia, Minneapolis y Dallas, y otras ciudades más, con algunos incidentes de arrestos por parte de la policía.
Entretanto, otras organizaciones sociales programaron sesiones cibernéticas masivas para evaluar el momento y las siguientes acciones de protesta para exigir y proteger la integridad del voto a favor de Biden.
De manera más que perversamente provocadora el presidente Donald Trump busca generar una crisis constitucional sin importarle la gravedad que pudiera revestir ésta, como puede ocurrir en México en 2024 .
Prueba de ello, al proclamar su triunfo de manera anticipada durante las primeras horas del miércoles, sin exagerar, Trump amenaza dinamitar al sistema político de Estados Unidos de América.
No sólo porque ningún presidente se había atrevido jamás a declarar tal cosa, ya que el presidente no decide quién ganó una elección, sino porque amenaza con descarrilar el proceso y la jornada electoral.
Insiste machaconamente que la gran cantidad de voto anticipado es parte de un magno fraude planeado por los demócratas sin tomar en cuenta ni importarle los contagios y muertes por la COVID-19.
Al rechazar su inminente derrota el fraudulento magnate inmobiliario busca un recuento en Wisconsin e interpondrá demandas judiciales en Georgia y Pensilvania para frenar los conteos en esos estados.
Dos días después de las elecciones, el “Tío Joe” Biden se mantenía a la cabeza en los estados clave de Wisconsin, Nevada y Arizona, al tiempo que se acercaba a Trump en Georgia y Pensilvania.
El conteo de votos en seis estados mantiene en vilo los resultados de la elección presidencial en Estados Unidos, mientras algunos jueces se pronuncian ante los recursos legales del presidente Donald Trump.
En Michigan, la jueza de la Corte de Apelaciones en el estado, Cynthia Stephens desestimó una demanda presentada por la campaña del presidente Donald Trump, que buscaba detener el conteo de votos; y en Wisconsin pedirá recuento.
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@efektoaguila