Del México Bárbaro al México salvaje y desorientado
Devorando sus sesos Jóvenes Socio-política

Del México Bárbaro al México salvaje y desorientado

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En 1971 leí el libro de Jhon Kenneth Turner “México Bárbaro” una obra que describe la crueldad con que en la época pre revolucionaria se trataba a los trabajadores en Valle Nacional, poco después y llevado por el deseo de conocer más sobre un lado de nuestro país del que poco se hablaba ví clandestinamente la película de Julio Bracho “La sombra del caudillo” inspirada en el libro de Martín Luis Guzmán y en 1968 viví el conflicto estudiantil habiendo llegado el 2 de octubre muy cerca de Tlatelolco incitado por mis amigos de la prepa 5. Ya trabajando en el Instituto nacional de la Juventud Mexicana ocurrió la agresión a estudiantes el jueves de Corpus. Luego vinieron los hechos guerrilleros y la muerte de Lucio cabañas u Genaro Vázquez cabecillas del movimiento y así han transcurrido los años y mi vida siendo testigo de acontecimientos violentos y de la injusticia de Estado, la Federal de seguridad, la Dirección de Investigaciones Políticas y el CISEN, hasta la aparición del EZLN y la guerra contra el crímen organizado, la matanza de indígenas y el narcotráfico.

De pronto el advenimiento del neoliberalismo se convierte en un parte aguas, más aun, con el asesinato de Colosio y me queda claro que muchos acontecimientos han sido culpa de un México, si bien institucionalizado desde la creación de PNR, nunca tan salvaje como lo que ocurre desde hace más de 15 años, cientos de miles de muertos. El colmo es que ahora vivimos en un contexto social descontrolado. Una época no violenta…Lo que le sigue. Tiempos caóticos en donde el salvajismo se manifiesta en la vida diaria. Acabamos de ser testigos de más secuestros, asesinatos, hermano que mata a hermano, ¿ y a qué se debe?. Para la mayoría de los políticos y opinadores profesionales y de escritorio de los medios convencionales de comunicación resultan hechos de la delincuencia organizada, de los cárteles. Es fácil opinar cuando no se conoce nuestro país desde Tijuana hasta la frontera sur.

Los últimos años he recorrido los estados de Tamaulipas, Zacatecas, Baja California, Querétaro , Puebla y la CdMx habiendo recorrido de costa a costa y frontera a frontera durante 48 años este México al que Neruda denominó “El último país mágico” y la convivencia con las diferentes capas sociales, con políticos y empresarios, pero sobre todo con jóvenes me ha dado una respuesta: No tenemos el menor sentido de pertenencia nacional, no conocemos nuestra historia y esta cuarta transformación no está ofreciendo perspectivas a la mayoría de los mexicanos aun cuando algunos sectores marginados y otras minorías reciban becas y recursos prometidos que dicho se de paso no terminan de llegar. Además estamos invadidos por culturas extanjerizantes que distorcionan digitalmente la mente de nuestra juventud

Los recientes asesinatos y secuestros de jóvenes en la CdMx y en otros estados resulta brutal y los recortes presupuestales como el de la Comisión Antisecuestros, la Cultura y a las asociaciones de la sociedad civil nos están mostrando una manifiesta falta de visión sobre la cruenta realidad que estamos viviendo. No basta emular a Juárez, Madero y Cárdenas.

Lo que habría que considerarse es convocar a una convención nacional de la sociedad civil y recorrer el país con sentido autocrítico y con algo más, SENTIDO COMÚN que es menos común de los sentidos.

Ante el panorama que he referido dejo varias preguntas: ¿Por qué no se da lugar a expertos y profesionales con experiencia y probadas historias de éxito’, ¿Cuánto tiempo debemos esperar para que se reescriba nuestra historia?, ¿Qué no es posible crear un museo virtual de la nación mexicana que narre nuestra verdadera historia?, ¿Comprar voluntades de las capas más humildes de la sociedad es la solución ante las circunstancias que vivimos?, ¿hasta cuando seguiremos improvisando políticos y legisladores advenedizos? ¿Qué no hay verdaderos líderes sociales? Y por último ¿Por qué nos hemos vuelto en país salvaje?, ¿estaremos ciegos?

Y la vida es río

Por Guillermo E. Casas Sidwell

Por Guillermo E. casas Sidwell

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