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UN CORAZÓN ROTO

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CAJITA DE HERRAMIENTAS EMOCIONALES PARA UN CORAZÓN ROTO

¿Qué pasa cuando la relación de pareja se acaba? ¿Cuándo la persona en quien habías depositado tus expectativas se va de tu lado y te abandona? ¿Cuándo tu proyecto de pareja queda inconcluso? ¿ Cómo vas a enfrentar esta situación? ¿Cómo vas a vivir la vida a partir de este momento?

Es cierto que el Amor es lo más maravilloso, pero padecer el mal de amor después de tomar la pócima de Cupido y quedar con el corazón roto no es nada fácil. Implica cambios radicales en tu vida, tenías una expectativa, planes, proyectos de pareja que quedan suspendidos y es como un tsunami que se lleva todo a su paso.

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Después de una ruptura se generan sentimientos de desconfianza, inseguridad, tristeza, ansiedad, resentimiento, así como miedo y un vacío infinito que nada ni nadie puede llenar, acompañado de un duelo por la pérdida de la relación, teniendo que aprender de tus miedos a recuperar la confianza de nuevo en ti, a no tener temor de moverte y si una situación te provoca dolor debes saber avanzar, agarrar el toro por los cuernos y entender que se concluye una etapa, más no se termina la vida.

Cuando sientas que no puedes manejar esta experiencia de vida, recurre a tu cajita de herramientas emocionales contra los efectos del desamor, es cómo el barandal de tu casa que te sostiene para ayudarte a que no caigas, solo necesitas apoyarte con fuerza y decisión a transitar de la mejor manera en tu proceso de duelo, con la mejor actitud, no sólo positiva, sino también, una actitud de soltar, renunciar, separarte y seguir caminando a pesar de tener el corazón roto. Porque el amor hay veces que dura y otras veces duele.

Jorge Bucay nos regala un cuento para entender que el amor da la felicidad y no ocasiona el sufrimiento.

La Princesa busca marido.

Había una vez una princesa, que quería encontrar un esposo digno de ella, que la amase verdaderamente. Para lo cual puso una condición: elegiría marido entre todos los que fueran capaces de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía, sin separarse ni un solo día. Se presentaron centenares, miles de pretendientes a la corona real. Pero claro al primer frío la mitad se fue, cuando empezaron los calores se fue la mitad de la otra mitad, cuando empezaron a gastarse los cojines y se terminó la comida, la mitad de la mitad de la mitad, también se fue. Habían empezado el primero de enero, cuando entró diciembre, empezaron de nuevo los fríos, y solamente quedó un joven.Todos los demás se habían ido, cansados, aburridos, pensando que ningún amor valía la pena. Solamente éste joven que había adorado a la princesa desde siempre, estaba allí, anclado en esa pared y ese muro, esperando pacientemente que pasaran los 365 días. La princesa que había despreciado a todos, cuando vio que este muchacho se quedaba empezó a mirarlo, pensando, que quizás ese hombre la quisiera de verdad. Lo había espiado en Octubre, había pasado frente a él en Noviembre, y en Diciembre, disfrazada de campesina le había dejado un poco de agua y un poco de comida, le había visto los ojos y se había dado cuenta de su mirada sincera. Entonces le había dicho al rey:

– Padre creo que finalmente vas a tener un casamiento, y que por fin vas a tener nietos, este es el hombre que de verdad me quiere.

El rey se había puesto contento y comenzó a prepararlo todo. La ceremonia, el banquete e incluso, le hizo saber al joven, a través de la guardia, que el primero de Enero, cuando se cumplieran los 365 días, lo esperaba en el palacio porque quería hablar con él. Todo estaba preparado, el pueblo estaba contento, todo el mundo esperaba ansiosamente el primero de Enero. El 31 de Diciembre, el día después de haber pasado las 364 noches y los 365 días allí, el joven se levantó del muro y se marchó. Fue hasta su casa y fue a ver a su madre, y ésta le dijo:

– Hijo querías tanto a la princesa, estuviste allí 364 noches, 365 días y el último día te fuiste. ¿Qué pasó?, ¿No pudiste aguantar un día más?

Y el hijo contestó:

– ¿Sabes madre? Me enteré que me había visto, me enteré que me había elegido, me enteré que le había dicho a su padre que se iba a casar conmigo y, a pesar de eso, no fue capaz de evitarme una sola noche de dolor, pudiendo hacerlo, no me evitó una sola noche de sufrimiento. Alguien que no es capaz de evitarte una noche de sufrimiento no merece de mi Amor, ¿verdad madre?

Soltar y dejar ir es  un regalo de amor para ti. Recuerda: “La vida está llena de finales y de eternos comenzares. “

VIBRATIPS

SOLTAR ES VIVIR!

Hay que despedirse dignamente y aprender a soltar; renunciar y retirarse, entender que esa persona cumplió su ciclo de estar contigo y ese gran amor se queda en ti. El Amor no se mendiga; amarse es respetarse e irse dignamente.

Soltar significa confiar en ti mismo, en tus habilidades y tener fe, valor de dejar lo que perdiste y  las manos libres para recibir los regalos de la vida y visualizar que lo mejor está por venir.

EL PERDÓN TE LIBERA

Un paso importante para superar este dolor es perdonar a esa persona que ya no está contigo, deja que se marche y no guardes rencor. “La venganza es un plato que se come frío” y no culpes a nadie de lo que te pasa, es una lección de vida, de la cual puedes salir fortalecido.

El perdón te libera del pasado y te permite vivir una vida mejor. Cuando no perdonas liberas el resentimiento, la ira, el dolor o el sufrimiento, creando una energía limitante. Consigue liberarte y permite que la vida fluya en armonía y la calidad de tu vida será más placentera y gratificante.

QUIEN NO TE VALORA, NO TE MERECE.

Jamás permitas que tu corazón sufra por amor, el Amor es un acto de felicidad, no de el sufrimiento.

“La vida está hecha de eternos recomenzares, de viejos círculos que se cierran y de nuevos círculos que se abren, de principios y de finales. La vida no es estática, se mueve y se transforma constantemente, es caprichosa y es incierta.

Y en medio de ese caos, uno navega, controla lo que puede controlar y se pone a salvo de lo que puede ponerse a salvo, uno trata, lo más que puede, de esquivar las desgracias. Pero, cuando no hay manera de escapar de la tormenta… entonces es cuando uno le entra a la batalla de la vida… de ser posible… con heroísmo”.  Odin Dupeyron.

Por Psic. Raquel Estrada

Psic. Raquel Estrada. Especialista en Tanatologia y Suicidologia

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