La riqueza de los sistemas tradicionales de construcción no es solo su variedad y lógica sino su bajo costo y en la mayoría de los casos su fácil mantenimiento y gran durabilidad.
Un sistema surgido en Italia y usado con algunas variantes en algunos países es el impermeabilizante con alumbre y jabón.
El aluja, alu-ja (alumbre- jabón) o simplemente impermeabilizante de alumbre y jabón es un sistema efectivo tanto en edificios patrimoniales como en construcciones con losa de concreto. Y es que su maleabilidad así como su alta cobertura permiten colocarlo en superficies irregulares tapando por completo y evitando efectivamente las filtraciones. Ademas de económico se trata de un sistema “verde”, ya que su aplicación no generan gases o sustancias dañinas al ambiente ni se compone de derivados de combustibles fósiles como la mayoría de los impermeabilizantes comerciales convencionales los cuales impactan el ambiente de tal forma que para compensarlo deberían durar entre 40 y 50 años condición que difícilmente es posible. Este sistema tiene durabilidad variable y necesita mantenimiento una vez al año sin embargo el costo monetario y ambiental siguen siendo demasiado bajos en comparación.
Los materiales son simple jabón de barra conocido también como jabón de pan, de pasta o de lavandería y alumbre que se trata de una piedra semi transparente y blanquecina hecha a partir de alumbre de potasio, fácil de conseguir en la ferretería o mercado y utilizada sobre todo como desodorante natural. En la vieja Italia se utilizaba para fijar los colores de teñido en la ropa al momento de lavarla. La combinación de este alumbre con el jabón y el agua chorreaba en los tendederos de las azoteas compartidas. Los estudiantes de arquitectura italianos observaron con curiosidad que en los edificios de las vecindades había humedad en todos los muros excepto en los techos, y es debido a la combinación de estos componentes que las azoteas de dichos inmuebles se encontraban totalmente impermeables a las filtraciones del agua del lavado así como de la lluvia. Fue así que el sistema se implementó con resultados positivos.
El proceso de fabricación es simple y de bajo costo pues como ya se mencionó solo se requiere agua, jabón, alumbre, un balde y algo para agitar la mezcla. Por cada parte de agua en litros se coloca 1/5 de kilos de jabón y 1/25 de alumbre, se agita hasta incorporar o bien se usa una parte del agua caliente para que sea más rápido la integración de los materiales. Es importante dejar enfriar la mezcla y corroborar su homogeneidad para aplicarla en la superficie de la azotea limpia y extenderla con ayuda de una escoba. Cabe resaltar que la superficie se torna muy resbalosa y puede ser peligroso andarla, fuera de eso es verdaderamente sencillo. Se deja secar y se aplica una segunda y una tercer capa para considerar el impermeabilizante terminado. En otro método se aplican los materiales por separado en capas: una de jabón, una de alumbre luego otra de jabón y así consecutivamente hasta contar 6 capas en total. La mezcla además elimina insectos como polillas, alacranes, arañas y hormigas que se encuentren en la superficie de aplicación.
Como cualquier impermeabilizante debe aplicarse en temporada en la que no haya lluvias para que los materiales alcancen su adecuada resistencia y propiedades.
Es evidente que las bondades del aluja son considerables en estos tiempos de poco recurso económico, de elección de opciones ecológicas y del rescate de sistemas tradicionales. Para la autoconstrucción es un sistema factible en adquisición y proceso así como en mantenimiento; para quienes nos dedicamos a la conservación de monumentos por la irregularidad y extensión de las cubiertas también resulta ser un método idóneo pues abarata costos, favorece al bien inmueble y promueve la permanencia de sistemas de construcción ancestrales.
por M-Arq.-Adriana-Landero