La nueva versión del Tratado de Libre Comercio para la América del Norte (TMEC ) fue por fin ratificado por el Senado de la Unión Americana lo que en México provoca optimismo en torno a la esperanza al desarrollo económico, ¿cómo una tabla de salvación?
La aprobación en el Capitolio fue de 89 votos a favor contra una minoría de 10 senadores. El acuerdo ratificó el consenso expresado anteriormente por la Cámara de representantes y se realiza un día después (16 de enero 2020) de la firma del Presidente del Acuerdo comercial con China.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador estimó su valor en términos de confianza y mayor flujo de inversiones con la esperanza de que el Parlamento del Canadá no le signifique “un problema” una vez que retorne a sesionar el 27 de enero próximo.
La balanza comercial entre México y Estados Unidos reflejó en 2018, a favor de nuestro país de 80 mil 700 millones de dólares, frente a un déficit de 1 mil 700 millones en 1993, así como también cuadriplico el intercambio de mercancías entre los tres países firmantes con la suma de 1.2 billones de dólares en 2017.
La causa de la renovación del documento soporte de la relación comercial trilateral se sitúa en el discurso de la primera campaña electoral del Presidente Trump que lo calificó entonces como “el peor tratado que jamás se ha hecho” por estimarlo como el responsable de pérdida de empleos y traslado de empresas fuera de la Unión Americana.
En cambio para México significó, entre otras perdidas, la destrucción de sus cadenas productivas industriales, la pulverización de la organización agroalimentaria, y una mayor migración a la Unión Americana.
Hoy México es otro, el acuerdo aduanal comercial no se califica como un proceso de integración social creciente donde las partes obtienen mutuamente beneficios, sino más bien se trata de un mecanismo de asimilación donde la parte débil no solo mantiene las diferencias en su contra de la desigualdad sino que las incrementa por la inequidad de las tendencias del desarrollo generado.
El acuerdo comercial ha permitido a nuestro país convertirse en el primer socio comercial de su vecino del norte aunque esto no se ha traducido en avances de su desarrollo económico, ni siquiera en la ampliación y seguridad en la creación de empleos, por principio la tasa de desarrollo ha sido decreciente entre Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) con 4.1, a Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) con 1.8 por ciento, operando un repunte con Enrique Peña Nieto (2012-2018) con 2.4 de crecimiento económico.
Cuando Salinas de Gortari firmó el Tratado de Libre Comercio se ufanó de los beneficios esperados en la calidad y precio de los productos para el consumidor y de mayor empleo para los agentes de la producción, Lejos de eso se tiene productos “chatarra” y empleos informales, acaso los salarios han comenzado a reactivarse por el reclamo de los intereses de las matriz imperial.
El incipiente incremento de la tasa de desarrollo se traduce a su vez en la insuficiencia de empleos con el añadido que los plazas generadas son cada vez más en el empleo informal para culminar que alrededor de las dos terceras partes del empleo provienen del ambulantaje comercial.
Queda sobre relieve que los alcances de mejoría gestados por la alianza comercial son escasos e insuficientes, además de focalizados tanto regionalmente como por rama industrial donde se ubican las plantas ensamblaje automotriz o bien maquiladoras industriales, como se conoce ya su localización en la franja fronteriza y el eje central de la matriz territorial.
El desequilibrio regional como la diferenciación salarial marca la pauta de la inequidad del ingreso familiar de la población.
Dicho desequilibrio permite apreciar el impacto geográfico económico que el TMEC imprime en el sistema económico mexicano, el cual es posible considerar la composición de un juego de mosaicos en términos del ingreso familiar, y de un uso de suelo del complejo industrial maquilador en la franja norte y centro del país en el espacio nacional,
El TMEC determina también que el país sobrelleva un complejo económico con distintos niveles de desarrollo industrial siendo la parte del Pacífico sur la de mayor atraso, con lo cual se establecer al resto de la economía nacional cargue con un rezago social calificado indebidamente como un obstáculo para el desarrollo nacional, cuando en realidad ha sido la zona excluida por un modelo económico utilitario que solo alienta y se orienta por los beneficios de la especulación de mercado y no por un sentido de equidad e igualdad que permita a todos los mexicanos las oportunidades de mejorar su nivel de vida y el bienestar comunitario.
El impacto regional del TMEC significa mayor profundidad en la desigual separación entre el México de frontera norte con el México del Pacífico sur, México bajo el contraste de su pobreza.
Por Antonio Tenorio Adame