Una Cita con La Cultura por fabiola
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Una Cita con La Cultura

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Crecí entre libros

Crecí entre libros, con Enriqueta Ochoa, Violeta Parra, Gabriela Mistral, Alfonsina Storni y María Elena Walsh, podía leerlas casi de memoria cuando era niña, no fue nada extraño que mantuviera un lazo estrecho con la poesía, aunado a la imaginación que se me desbordaba a mares en la casa materna donde Sandro de América, Enrique Guzmán y Los Bee Gees sonaban a todas horas.

Pero no fue sino hasta los años 90´s con un par de sacudidas emocionales, de esas que te da la vida y te arranca de golpe la mitad del aire en los pulmónes, que un día me descubrí escribiendo también muchas de mis vivencias y mis temores y Rosario Castellanos y Coral Bracho y Rosario Castellanos taladraron de golpe mis manos y mi pecho; ese era mi camino, junto con poetas de mi generación que lograron sacar lo mejor de mí y comenzamos este viaje, dispuestas a continuar esta labor tan noble que hasta hoy, no ha parado.

Desde entonces un par de poemarios han visto la luz, otros más esperan emerger y que muchas otras voces les den voz; aquella, la de los amantes redimidos, las de las madres que han perdido un hijo, la de aquellos detrás de una ventana que enfrentan una depresión severa o quizás aquellos otros, que a fuerza de no esperar nunca nada, encontraron un modo diferente de vivir, comenzar y amar.

Y entre todos esos caminos recorridos, viajando miles de kilómetros ida y vuelta, mirando la Cordillera de los Andes y sentando cabeza en un solo lugar, se recuerda a Silvio Rodríguez guardado en las maletas, a Facundo Cabral y Pablo Milanés resonando en el fondo de una habitación; hay que sonreír socarronamente de vez en cuando recordando amores pasados, rescatar poemas viejos, volver a la niñez  quizás todo, como eternos acompañantes de aquel que escribe y ama su soledad, del que espera la noche para esclarecer sus sentimientos y recordar que la búsqueda es permanente.

Demiss Roussos resuena en mis oídos tal cual lo vio mi madre hace un par de décadas pasadas y así, entre poemas de Alí Chumacero –a punto de cumplir un año más donde quiera que esté- y de Juanito Gelman, la labor persiste, ya no por nutrirme nuevamente y recomenzar de ceros los besos, los momentos, los instantes que me llevaron a escribir un libro entero; sino por aquellos, a quienes llega cada palabra hilada, cada instante efímero en que dejo de ser yo para ser parte de ellos, los lectores, quienes logran adueñarse de mis versos, mis amores, mis historias y dejan de ser míos.

*Soy lo que tú sientes al leerme*

Reza un dicho y yo lo creo, seguro muchos de ustedes también, pero de eso, hablaremos quizás más adelante, cuando volvamos a leernos así, con tanta modernidad, aquí, en *La Cruda Verdura* que la búsqueda y el camino continúa…

Fabiola Aranza Muñoz

Por Fabiola Aranza Muñoz

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