Regularmente este espacio está dedicado al cine, muchas veces comercial o a series, a las cuales podemos acceder en distintas plataformas; sin embargo, esta vez vamos a hablar de otra de las maravillosas bellas artes: el teatro. Como se los he contado en mi perfil en este mismo sitio*, prácticamente nací en el teatro. Mi mamá estudiaba la licenciatura en actuación cuando yo era un bebé, así que curiosamente fui oyente en varias clases de diferentes materias. Al final, ya que mi padre y mi madre son actores, toda mi infancia fue entre bastidores, en camerinos o en las salas de diferentes teatros de la Ciudad de México, como una pequeña espectadora quien instintivamente ayudaba a jalar el aplauso del público.
Durante la preparatoria formé parte del grupo de teatro de la escuela donde estudiaba. Ya en la universidad estuve en un grupo amateur con el que participé como dramaturga, actriz, directora y hasta manejando muñecos de gran guiñol. Con esta agrupación del estado de Jalisco realicé varias obras, fui beneficiaria de tres becas estatales, viajé de gira y ayudé a la coordinación de festivales u otras actividades culturales.
Pero, dejando la añoranza de un lado, ahora quiero contarles mi más reciente experiencia al ir a ver una obra de teatro. En el estado de Morelos, en un foro que permite la intimidad de los actores con los espectadores, en el foro Juan Felipe Preciado (dentro del centro cultural Foro La Negra) se presentó El gesticulador, obra clásica del dramaturgo mexicano Rodolfo Usigli, escrita en 1938. El montaje estuvo a cargo del grupo El paso del gato y la Compañía SanGil, bajo la dirección de Edgar Aguilar. El amplio elenco logró atrapar a los asistentes de diferentes edades en una atmósfera de evidentes paradojas que arrojó la pluma de Usigli como espejo de la vida misma.
Es muy probable que algunos de ustedes hayan leído en la escuela El gesticulador. Si no es así, les recomiendo mucho que lo hagan o asistan a alguna función para deleitarse con un texto riquísimo en su contenido. Esta obra que si bien trata de un periodo histórico en nuestro país entre La Revolución y La Cristiada, resulta que sigue tan vigente como si se hubiese escrito en el 2024, a punto de elecciones presidenciales. Mas, esta pieza teatral no solo muestra asuntos y personajes arquetípicos de la política mexicana, sino que además es compleja y profunda al tratar otros tópicos como las relaciones familiares, la identidad individual, la otredad, las aspiraciones de un hombre quien se siente vencido, etc. Aquí podría extenderme con referencias, recuerdos o comentarios propios, pero prefiero que cada quien se haga de sus propias opiniones al dar lectura a esta genial obra de arte.
Hablamos de teatro
Ese día, tuve la oportunidad de hacerle unas cuantas preguntas a Salvador Sánchez, propietario del recinto, a quien agradezco enormemente su amabilidad. “Creo que es una de las mejores obras de teatro escritas mexicanas, es un texto extraordinario. “-Yo la hice hace 62 años, en Cuautla, Morelos con mi hermano Guillermo (él hacía al Coronel Navarro), después la hice con la Compañía Nacional de Teatro, la hice en Canal once…” Nos comentó el primer actor.
Por último, quiero invitarlos a que asistan al teatro, a ver todo tipo de obras, a que apoyemos el arte teatral mexicano que, sin duda, por tradición es de mucha calidad. De verdad muy recomendable seguir las presentaciones del grupo de teatro El paso del gato o de la Compañía teatral SanGil. Así como estar al pendiente de la cartelera del Foro Cultural La Negra, la cual les comparto en mis redes sociales.
Nota: Si quieren ver la entrevista completa a Salvador Sánchez, aquí les dejo el enlace: CLIC
