Por: Guillermo E. Casas Sidwell
La llegada del COVID 19 y sus variantes han obligado a vivir un grave estado de confinamiento que en muchas ocasiones ha sido intermitente. Ha sido muy claro que este confinamiento ha provocado un drástico advenimiento de la comunicación digital, aquellas personas que por su edad o falta de conocimientos no habían ingresado a la comunicación digital se han visto obligadas a hacerlo no solo a nivel global, particularmente en México estas circunstancias han provocado un mayor aislamiento de las relaciones humanas y en casos extremos de valerse del anonimato para decir o manifestar desde diálogos hasta ideas de confrontación política y social.
Según los especialistas la generación de cristal ha sido la que más ha vivido inmersa en el sistema digital de comunicación y que le ha llevado a una despersonalización y distante de las relaciones humanas. En el ámbito de la educación resulta mucho más fácil a través de la comunicación digital obtener mejores créditos pero aleja a las personas de la posibilidad de proyectar una imagen personal o” branding” ya que es muy difícil detectar los valores que tienen el lenguaje no verbal y el lenguaje corporal, solo hay que recordar la frase del creador de Amazon Joe Bezos “ Tu marca personal es lo que la gente piensa de ti cuando no estás presente”, esto quiere decir que ante este proceso al que se ha obligado a la humanidad a someterse a la comunicación digital por el confinamiento de más de dos años no solamente ha inhibido la comunicación humana si no que ha facilitado a los sistemas totalitarios, o en su caso autoritarios ideológicamente a modificar la percepción de las personas respecto de la realidad en que viven.
El confinamiento en el fondo no ha sido un obstáculo para la propagación de ese virus que apareció en el 2019 y que invariablemente ha sido objeto de manipulación social y de recurso para el control principalmente de las nuevas generaciones que considerarán habitual el uso de cubre bocas, la palabra confinamiento y la proclividad a las vacunas.
En México la debacle que ha vivido la sociedad por el confinamiento y los ámbitos económico, social, político y familiar se ha sumado a un sistema de salud contradictorio incapaz y dirigido desde palacio nacional cuando históricamente nuestro país ha sido ejemplo en programas de vacunación y ejemplar en los servicios médicos y de seguridad social. Pareciera que la política también vive un confinamiento mental.
Y la vida es río …
Guillermo Casas Sidwell
