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María Félix, leyenda que rompió ataduras de su tiempo

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Por: Margarita Estrada

Hablar de María Félix es reconocer a la mujer de gran belleza que rompió paradigmas de su época: del estereotipo de la mujer sumisa y débil en nuestro país, a la mujer fuerte, dominante, con carácter. Visionaria, además, comprendió el valor de la preparación y el estudio. Referirse a la Doña, es ver más allá de la actriz que se consagró en la pantalla grande; adentrarse al mito y leyenda que se construyó de sí misma. Con un estilo y personalidad que cautivó y atrapó el imaginario colectivo, que es ayer y hoy, aún después de muerta, ejerce fascinación, encanto, admiración. Son pocos los seres humanos que pueden decir que crearon su propio mito. 

Decir La Doña a María Félix, sobrenombre que se le quedó después de filmar Doña Barbara en 1943 o María Bonita por la icónica canción que le compuso quien en un tiempo fuera su esposo, el célebre compositor Agustín Lara, es definirla en un póker de palabras. La Doña, María bonita.

María de los Ángeles Félix Güereña, María Félix, nació en el Estado de Sonora el 8 de abril de 1914. Se educó en el seno de una familia conservadora y numerosa, ella y 11 hermanos; sus padres fueron Bernardo Félix Flores, militar y político, y Josefina Güereña Rosas.

Durante su adolescencia fue inseparable de su hermano Pablo, el vínculo que los unía era muy fuerte, sus padres los separaron, pensando que podía terminar en una relación incestuosa. Enviaron a su hijo al Colegio Militar, poco tiempo después les informan que había muerto, sin aclarar las causas de su deceso.

María Félix se casa por primera vez a la edad de 17 años con Enrique Álvarez Alatorre, quien era vendedor de los famosos cosméticos de la marca MAX FACTOR, con quien procreo a su único hijo Enrique Álvarez Félix. Ante la oposición de su familia se divorcia, y se marcha a la Ciudad de México; ya ahí, en una de sus visitas, su exesposo se lleva a su hijo.

Su carrera como actriz inicia de manera fortuita, cuando trabajaba como recepcionista de un cirujano plástico. Azares del destino, cuenta la historia, mientras miraba las vitrinas de los comercios entre las calles Palma y Francisco I. Madero del Centro Histórico de la Ciudad de México, es abordada por el director de cine español Fernando Palacios, quien le pregunta si estaba interesada en hacer cine. Al acudir a su primera prueba en los estudios cinematográficos, comprobó que la propuesta era cierta e inició así su preparación en la actuación, baile y dirección, lo que pronto rindió frutos. 

Clasa Films le da el papel protagónico en el reparto de la película “El peñón de las ánimas”, de Miguel Zacarías (de 1943), en ese mismo año, filmó también María Eugenia y Doña Bárbara. María Félix es de las pocas actrices mexicanas que destacó por hacer una exitosa carrera cinematográfica en nuestro país además de figurar en Europa; participó en una de las producciones más caras del cine italiano al interpretar en 1951, a Mesalina, película del mismo nombre; en Francia filmó la Bella Otero en 1954, trabajó al lado del gran director Jean Renoir en French Cancan; fue contratada en España por un productor enviado por el general Francisco Franco.

Por si fuera poco, Maclovia, película estrenada en la Muestra de Venecia, conquistó al público europeo sobre todo en Italia, Inglaterra y Rusia donde fue vendida la cinta.

El mundo de Hollywood le abre las puertas a su fiestas y recepciones, entabla amistad con Greta Garbo, Henry Fonda, Marlene Dietrich, Kirk Douglas, Burt Lancaster, Cary Grant, Rita Hayworth y Frank Sinatra, donde era conocida como: “La mexicana”.

María Félix vivió romances de guión de película con quienes fueron sus compañeros de vida. Se casa por segunda ocasión con el célebre compositor Agustín Lara quien le compone la icónica canción “María Bonita” y “Humo en tus ojos”. El mejor regalo que le da, es apoyarla a recuperar a su hijo. Las escenas de celos de Agustín Lara deterioran la relación, al grado que cuentan que mientras María Félix filmaba, “Río escondido” (1947), que le mereció el Ariel, en un ataque de celos, intentó acabar con la vida de la actriz en el rodaje de la cinta, al dispararle con una pistola.

Su tercer matrimonio fue con Jorge Negrete, la boda fue la primera que se trasmitió por televisión por tratarse del enlace de dos figuras del cine nacional, conocida como la “boda del siglo”; Frida Kahlo y Diego Rivera, la acompañaron entre los entre los 500 invitados a la recepción, a los 11 meses de su matrimonio murió Jorge Negrete.

Es conocida la anécdota que Negrete le regaló un collar de esmeraldas, mismo que lució en su funeral; collar que se supo, quedó entre las deudas del charro cantor y que le fue cobrado a María por el joyero vendedor. Muy a su estilo, La Doña contestó: “¿Quién le encargó el collar?, ¿Jorge o yo?, ¡Pues cóbreselo al muerto lo caído, caído está!”. Cuentan que, al tiempo, ella lo pagó.

Años después, contrae matrimonio con Alexander Berger, quien era un empresario y banquero de origen francés con quien dura 18 años casada, hasta que muere de cáncer pulmonar. Él fue quien la acercó a los círculos parisinos de elegancia y sofisticación que formaron parte de la estética de su leyenda. Su esposo la ayudó a convertirse en empresaria, llegó a tener una cuadra de 87 caballos pura sangre, con los que ganó mucho dinero.

Diseñadores como Jean Desses, Christian Dior, Valentino, Chanel, Givenchy, Yves Saint Laurent, Chanel y Balenciaga, la vistieron; Irene Karinska y Mercel Escoffier, diseñaron sombreros para ella y Roger Vivier, le diseñó y creó decenas de zapatos y fue una de las clientes más frecuentes de Cartier.

Finalmente, sus últimos 16 años, los vivió con Antoine Tzapoff un pintor galo, él era menor que ella 36 años; los unió el gusto por la pintura y la cultura.

María Félix fue la musa e inspiración de pintores como Diego Rivera, amiga de Frida Kahlo, Leonora Carrington, José Ocejo, Silvia Pardo, Leonor Fini, Antonie Tzapoff, entre otros que le hicieron innumerables pinturas, incluso en el Palacio de Minería se organizó una exposición denominada “María y sus pintores”, que tuvo mucho éxito.

Escritores y periodistas como Octavio Paz, Salvador Novo, Carlos Fuentes, Renato Leduc, Pita Amor, Heri Burdin, por mencionar solo algunos, le dedicaron escritos y artículos. En el año de 1993 María publicó su autobiografía: “Todas mis guerras” que se convirtió en un best seller.

Fue una mujer adelantada a su época y una mujer emancipada que expresó: “Quiero avisarles que tengan cuidado, ahí viene la revancha de las mujeres, cuando seamos mayoría vamos a mandar y para mandar, hay que estar informadas, aprender y estar preparadas” frase célebre de la Doña. Ella cambio viejos paradigmas, fue de las pocas actrices en elegir los papeles que quería interpretar y le dio un nuevo rol a la mujer; adiós a lo sumisa y débil. Ella interpretó papeles de terrateniente, generala y fue de las actrices mejor pagadas en la industria cinematográfica.

Como olvidar su actuación en la película “Río Escondido”, una de las mejores 100 cintas mexicanas, donde hace el papel de una maestra rural, Rosaura Salazar, a la que le encomiendan ir alfabetizar a un pueblo donde hay machismo, alcoholismo y la ignorancia y la brutalidad dominan. Un pueblo olvidado donde enfrenta cara a cara al cacique del pueblo, Carlos López Moctezuma. El argumento fue escrito por Mauricio Magdaleno y la cámara, bajo el magistral manejo de Gabriel Figueroa.

Uno de los más grandes dolores en su vida fue la muerte de su hijo Enrique Álvarez Félix de un infarto en el año de 1996. El 8 de abril de 2002, María Félix falleció en su casa de la calle Hegel 610, en Polanco.

Más allá de su prolífica carrera cinematográfica que incluye 47 películas, la figura de La Doña es referente de la mujer de éxito, quien logró vivir entre el lujo, el glamur, el arte y una filosofía de mujer independiente y emancipada; directores de cine, actores, hombres de negocios, artista e intelectuales, vieron no solo su belleza sino la capacidad intelectual de una mujer que se adaptó a la altura de los tiempos.

Termino con una de sus frases célebres “Estoy en contra de la explotación de la mujer mexicana. Mucho de lo bueno que tiene México desde el principio de los tiempos se debe a la mujer. La mujer ha sido un baluarte y de conservación en la casa y fuera de la casa. Son los hombres en gran medida los que se han matado en las guerras y han volteado al país de cabeza en la política.”

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