¿Quién se sube al Tren?
He leído y escuchado muchas voces inteligentes y que aman profundamente a México y muchas otras voces con millones de matices, pero todas con un punto de vista desde su propio espacio, de un argumento que habla de lo que está pasando en México, de un cambio, sí, de lo que pasó, en su pueblo, en su sociedad civil organizada y desorganizada y en cada individuo y que la sociedad mexicana se dio cuenta de que podemos decir… NO.
No, a la infinita corrupción e impunidad de los servidores públicos, No, a la ley de Seguridad Interior que es anticonstitucional, No, a la Ley de Biodiversidad que destruye áreas protegidas y pone a la venta la riqueza genética de su alta biodiversidad, siendo México una de las doce naciones de más Megabiodiversidad del planeta y que por lo tanto esa ley destruye y empobrece. No, al pago de pensiones para expresidentes de México. No, al muro fronterizo con Estados Unidos, No, al fuero de Diputados y Senadores, para combatir a la corrupción y la Impunidad, No, al pago de pensiones onerosas del Estado para Diputados y Senadores y que las pensiones de los servidores públicos se ajusten a las pensiones del ISSTE. No, a programas clientelistas y populistas que han arrasado y empobrecido a los campesinos y pescadores y al sistema agropecuario de México.
México despertó del sueño de no saber qué hacer para mejorar su calidad de vida, a actuar y decir No, incluso tomando riesgos para cambiar las cosas y el status Q del país.
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La sociedad civil en su conjunto, los que se consideran ganadores y los que se consideran perdedores en las elecciones de México, votaron de una manera u otra por un cambio, por lo que cerca del 55% del voto fue por un Gran Cambio y ahora la sociedad civil junto con el presidente electo Andrés Manuel López Obrador tiene que decidir cómo actuar para convertir a México, nuestro país, en un país de primer mundo.
Si, la sociedad civil del gran pueblo de México, sabe qué No quiere, y ahora nos toca decir SÍ, a lo que queremos y necesitamos para convertirnos en una gran nación como es México.
Por eso decimos Si, a una mayor inversión en Educación Superior e Investigación en Ciencia y Tecnología y Sí, a un aumento substancial del PIB a estos rubros, Sí, queremos inversión en Infraestructura de Ciencia y Tecnología e impulsar un Corredor Industrial de alta tecnología en el Sureste, así como a la Agencia Espacial Mexicana (AEM), Sí, a tomar la vanguardia como país en protección de desastres, mitigación, adaptación y manejo del Cambio Climático y Ambiental. Sí, a un Centro Internacional de Investigación del Cambio Climático y Ambiental del Caribe, CIICCAC[1], Sí, a Impulsar al campo, lagunas y mares a través del Desarrollo Sustentable. Sí, a Impulsar empleos para los jóvenes y la creación de un sistema de autoempleo nacional.
Así sin darnos cuenta comenzamos a dialogar, a impulsar la sociedad que queremos ser, por lo que, si yo hoy como sociedad civil que la integran todos desde los muy ricos, los ricos, la clase media y los pobres y muy pobres, los genios, los muy inteligentes, los inteligentes, los tontos y los diferentes, todos tenemos como meta inmediata la de fortalecer a la clase media y al hacer que esta crezca, desaparezcan los pobres y muy pobres y fomentar el Desarrollo Sustentable hacia una Sociedad Planetaria.
Sin embargo, para hacer ésto, primero tenemos que educarnos para saber decidir o decidir con todos los elementos posibles la respuesta correcta que más nos acerque a un desarrollo sustentable.
Entonces la sociedad civil tiene que organizarse y especializarse en objetivos del desarrollo sustentable y así promover a un país comprometido para proteger y preservar al Planeta y su Biodiversidad frente a un Cambio Climático y Ambiental de la Tierra.
La sociedad civil también puede sumarse a proyectos propuestos desde el nuevo gobierno e impulsar sus ideas y soluciones al desarrollo que aspiran y necesitan, tomando en cuenta a las comunidades indígenas y a los pobladores locales, donde se implementarán estos polos de desarrollo, así creo que podemos decir Sí, como sociedad civil a un tren maya que incluya protección del medio ambiente, Sí, a la inclusión en el desarrollo de las comunidades mayas y pobladores de la zona generando nuevos polos de desarrollo y nuevos pueblos mágicos, donde el turismo ecológico y cultural sea una misión en armonía con la exuberante belleza de la naturaleza y su biodiversidad, Sí, a un desarrollo inteligente y ordenado, Sí, a la generación de riqueza y bienestar, Sí, a las energías limpias, Sí, al arte y la cultura en todas sus expresiones incluidos en el desarrollo de estos polos, Sí, a la conexión de Oaxaca a través de caminos rurales de calidad, etc., etc.
Tomando como ejemplo el Tren Maya[2] podríamos decir:
Que de acuerdo con la información y ruta del proyecto del Tren Maya cuyo recorrido original total era de 907 km [3], en éstos se impulsará el desarrollo y la movilización rápida y eficiente de miles y millones de personas, lo que tendrá derramas en Inversión en la zona de aproximadamente $ 4,250 millones de dólares, para un recorrido turístico, arqueológico, gastronómico y cultural.
El objetivo del Tren Maya que proyecta el nuevo gobierno de México es generar una infraestructura que permita transportar de la forma más cómoda, rápida y divertida a grupos importantes de turistas que actualmente llegan a Cancún y a la Riviera Maya.
Hay posibilidades de crear un esquema de Asociación Pública Privada (APP), y otros esquemas de financiamiento, aunque inicialmente se cuenta con recursos del Estado y del Gobierno Federal para iniciar este proyecto, pero eso no significa que necesariamente se dé todo el porcentaje con dinero solamente del Estado y por lo tanto puede y debe participar la iniciativa privada.
El tren permitiría llevar flujos turísticos desde la zona de Cancún y el norte de Quintana Roo hasta Palenque. Cancún es determinante en llevar gente para Chichen-Itzá, actualmente son más de 3 millones y a Tulum, más de 4 millones anuales, estos datos reflejan el interés del turismo en visitar las zonas arqueológicas e indígenas de la gran región maya. Se espera que esos flujos turísticos permitan ir desarrollando nuevas alternativas y nuevos atractivos en el territorio maya, que sirvan para desarrollar el potencial de las zonas de Chiapas, Tabasco, Campeche y el sur de Quintana Roo.
El tren correrá a una velocidad máxima de 160 kilómetros por hora y no será eléctrico para no dañar a la fauna, sino que usará biodiesel y deberá cumplir la “norma de California”[4], la más exigente a nivel mundial.
Los trenes propiamente turísticos tendrán vagones con camarotes, restaurantes e inclusive podría haber algunos vagones que sean de información arqueológica, ecológica, con entretenimientos y servicios. También está previsto que haya trenes en la madrugada para el transporte de pasajeros que trabajan y viven en la zona maya.
Es por todo esto que se tiene que aportar un plan maestro de Desarrollo Sustentable para la zona y la generación de pueblos mágicos y protección del Medio Ambiente y el uso de energías limpias y renovables que incluyan entre otras, la generación de Biodiesel y Electricidad.
De esta forma, se conectarán otras ciudades de la costa de la península de Yucatán con sitios de interés de la ruta maya, hasta la ciudad de Palenque y que de acuerdo con las últimas declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, también incluirían a las zonas arqueológicas de Chichen Itzá, y Uxmal, en Yucatán, por lo que también en un futuro permitirá conectar a más estados, municipios, poblados, centros arqueológicos, ciudades y espacios del sureste mexicano.
El proyecto en sí puede ser el detonador de una gran cantidad de sub proyectos dentro del gran proyecto del Tren Maya. Para esto es necesario que el medio ambiente sea preservado y que los proyectos se realicen como un modelo de APP (Asociaciones Público Privadas) que incluyan una serie de requerimientos mínimos y coherentes que impidan la corrupción y que incluyan un desarrollo ordenado y armónico con la naturaleza y que promuevan las metas firmadas en la cumbre de Paris, así como el Desarrollo Sustentable.
Nuestro grupo, junto con la unión de Empresarios Progresistas[5] al que te invitamos a unirte, pretende incidir en la concepción del desarrollo asociado al Tren Maya.
Por lo que, si eres empresario, industrial, intelectual, ingeniero, biólogo, urbanista, arquitecto, o simplemente un ciudadano te invitamos a que nos contactes y unamos nuestros dones para involucrarnos en un proyecto que ayude a cambiar a México hacia un desarrollo armónico y moderno.
[5] Grupo de Empresarios encabezados por Jean Paul Peletier.
Se requiere de la inteligencia y creatividad de todos los mexicanos para iniciar un cambio con una dirección y así, entonces crear una cuarta transformación de la sociedad mexicana hacia una sociedad más rica y de primer mundo en vías hacia una sociedad planetaria en crecimiento sustentable.
¿Te unes a nosotros y dices Sí a nuevos proyectos para construir nuestros sueños?
¿Quieres subirte al tren?
Estamos por comenzar el viaje.
El despertar nos debe llevar a la acción.
Por Luis Yáñez Trujillo
[1] El CIICCAC, es una iniciativa de la sociedad civil nacional e internacional para generar investigación de punta en Respuesta Rápida y Prevención de Desastres frente al Cambio Climático y ambiental del Planeta.
[2] El plan original tenía una ruta de Cancún, Quintana Roo, Tulum, Quintana Roo, Bacalar, Quintana Roo, Calakmul, Campeche, Palenque, Chiapas, y ahora se agregaría Escárcega, Candelaria, Xpujil y Campeche en el estado homónimo, así como Mérida y Valladolid en Yucatán. De tal forma que sería como una Y. Por un lado, el tren recorrería Palenque, Candelaria, Escárcega, Xpujil, Bacalar, Tulum y Cancún. Y por el otro lado sería Palenque, Candelaria, Escárcega, Campeche, Mérida, Valladolid y Cancún.
[3] Esta cifra se aumentará a mil 500 kilómetros con un costo estimado entre 120 mil millones y 150 mil millones de pesos, al incluirse últimamente a Chichen Itzá y Uxmal en Yucatán.
[4] Norma Californiana de Emisiones Contaminantes. La Asamblea de California ha aprobado la más dura legislación existente en Estados Unidos para regular las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Un paso que obligará a los fabricantes de automóviles a vender sólo coches que emitan la menor cantidad posible de este gas y que supone adelantarse a la «no política» de Trump contra el cambio climático.