Sexo como servicio profesional
Sexo y trabajo, que no es lo mismo sexo como servicio profesional a cambio de pago en efectivo, nos referimos al sexo como oferta y demanda a cambio de trabajo, ascensos, promociones y calificaciones, al sexo como divisa de desarrollo profesional, al sexo como herramienta de control social…
Resulta ya muy cotidiano observar cierto tipo de relaciones filiales o de negocios entre personas que conviven en espacios laborales o escolares, jefes y subordinadas, jefas y subordinados, jefes y subordinados, jefes y jefes, jefas y jefas, maestros y alumnas, maestras y alumnos. Relaciones que adquieren diversas denominaciones extra oficiales (querida, querido, novia, novio, amigovio, amigovia) y denominaciones formales: secretario, secretaria, asistente, colaborador, colaboradora, asesor, asesora, etcétera, en términos jurídicos se emplean la figuras de amasiato, concubinato con otras condicionantes.
Hasta aquí nada de extraordinario. Las personas tienen todo el derecho de hacer con sus relaciones personales y sus cuerpos lo que les venga en gana, ya sean casados, casadas, viudos, viudas, solteros, solteras, etcétera.
Así trascurre la vida cotidiana en muchas organizaciones sociales, donde las personas pasan una gran parte de sus vidas y es natural que no falte la convivencia social en desayunos, comidas, cenas y brindis, aulas, congresos y anexas. Pero ¿qué pasa cuando una persona oferta su cuerpo a cambio de un trabajo, de un ascenso, de una promoción o de una calificación?, ¿qué pasa cuando una persona pide favores sexuales a otra persona para no despedirla del trabajo o para conceder beneficios laborales legítimamente ganados con trabajo, esfuerzo y superación personal?
Aquí nos enfrentamos a temas que trascienden principios de ética y moral en los ámbitos laborales, este tipo de amoríos trascienden las relaciones laborales y esto a la larga se transforma en una descomposición social al interior de las empresas e instituciones productivas y escolares. Este tipo de relaciones filiales provocan conflicto de intereses, afectan la toma de decisiones y atentan contra los principios de igualdad y equidad en el trabajo y en las escuelas.
Veamos por qué, las variables de la ecuación para poder tener un buen empleo son muchas: nivel sociocultural y económico del candidato, edad, experiencia laboral, preparación académica en escuelas con prestigio, imagen, entre otras de carácter psicológico, psicométrico y en algunas ocasiones hasta poligráfico.
Pero qué pasa si en lugar de privilegiar el aspecto integral formativo de una persona sólo se privilegia su aspecto físico o se pondera esto como criterio para contratar o no contratar a una persona, ¿se puede caer en este supuesto?
No sabe mucho, ni tiene mucha experiencia, pero está muy buena o muy bueno y se ve que es buena onda (es decir, que le puede entrar al juego)
O ¿qué pasa con las personas que no son físicamente atractivas, tendrán las mismas oportunidades que otras que no lo son?, ¿qué pasa con las personas físicamente atractivas, es una ventaja o desventaja?, puede resultar positivo si esa persona está acostumbrada a explotar su aspecto físico para abrirse camino en la vida profesional, puede resultar negativo si esa persona no acostumbra a usar su físico como divisa en el mercado laboral en manos de algunas personas acosadoras sexuales y laborales.
La oferta y la demanda de sexo en los espacios laborales y escolares siempre ha existido y difícilmente se erradicará…la ambición, el mal uso del poder, la cultura del menor esfuerzo, la cultura de la transa, la contracción de los mercados laborales, la despiadada competencia para obtener empleos, calificaciones y mejores condiciones de sustento y desarrollo llevan a muchas personas a hacer lo que sea lícita o ilícitamente con tal de obtener un beneficio.
Sin embargo, ¿si privilegiáramos el uso del cerebro y sus capacidades por sobre otras partes externas del cuerpo, podríamos hablar de otro tipo de sociedad, tal vez más productiva, eficiente y equitativa?
Respuestas habrá muchas, según los estigmas, paradigmas y conveniencia de cada quién, habrá quien diga que las personas poco atractivas envidian la suerte de las personas más atractivas y habrá quien diga otras muchas cosas más en la inmensa variabilidad humana y sus particularidades.
Por Omar Bustani Barrientos