Letra Roja Socio-política

AMLO Y LOS EMPRESARIOS

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Al Candidato de MORENA

Entre los sucesos recientes de estos tiempos electorales estuvieron las manifestaciones de los empresarios, dirigidas al candidato de MORENA, Andrés Manuel López Obrador. El primero en expresarse fue Carlos Slim, quien como participante del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Cd. de México (NAICM), defendió su viabilidad y hasta sentenció que su interrupción afectaría a la economía en su conjunto. Los siguientes en pronunciarse fueron el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, (CMHN) en especial para contestar al candidato morenista sobre acusaciones que hizo ante la prensa, en relación a una reunión que tuvieron Alejandro Ramírez, presidente del CMHN y otros empresarios con Ricardo Anaya, ante lo cual López Obrador advirtió a los hombres del dinero que no se metieran en el proceso electoral. En ambos casos hubo polémica, aunque breve, pero nada más. Sin embargo, sobre esto hay que decir varias cosas.

Primero deslindemos la coyuntura. ¿Por qué López Obrador hizo estas declaraciones, en especial sobre el CMHN, exponiéndose ante los medios, en un momento que va adelante de las encuestas? Para ciertos opinantes esto fue un exabrupto, afirmando además que era el “Obrador de siempre”, entre otras sentencias comunes y esperables, sin embargo, hay que colocarnos en el momento político para entender que las declaraciones de Andrés Manuel fueron puntuales y certeras, y es que debemos considerar que estos líderes empresariales – Alejandro Ramírez y otros – habían estado operando la posible declinación de José Antonio Meade, así como el apuntalamiento de la candidatura de Ricardo Anaya ante el amplio avance del candidato de MORENA, sólo que dicha operación fracasó ante la negativa de Meade a declinar, por un Anaya sin liderazgo y un López Obrador sorpresivamente conciliador. Lo hecho por el tabasqueño fue neutralizar una política ofensiva de los empresarios, haciéndoles ver además que las condiciones de este 2018 son muy distintas del 2006 o el 2012.

Ahora debemos profundizar, ir más allá de la coyuntura para entender el problema. Primero tenemos que recuperar los términos y hablar como se debe, para ubicar a cada quien en su sitio. Estos llamados “empresarios” son en realidad la gran burguesía del país, los dueños de medios productivos y del gran capital, lo que en México significa que son una élite, el 1% de la población que concentra nada más y nada menos que el 28% de la riqueza, el equivalente a lo que tiene el 50% más pobre del país (según datos de Oxfam). Segundo, esta burguesía defiende el NAICD, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), entre otras cosas, porque es el único sector que realmente se ha beneficiado del modelo económico que para las mayorías es un fracaso, el famoso “libre mercado” que hizo de estos empresarios pasar de millonarios a multimillonarios. Tercero, no es la primera vez que esta gran burguesía se mete a los asuntos políticos en tiempos electorales, lo hicieron del peor modo en 2006, al establecer la divisa de “Un peligro para México” y haciendo los comparativos de López Obrador con Hugo Chávez, es decir, mancharon el proceso con guerra sucia, debilitando la vida democrática. Cuarto, si existen beneficiarios de las “reformas estructurales” es esta gran burguesía, desde la educativa hasta la de telecomunicaciones, pasando por supuesto por la laboral y la energética, por lo que cualquier llamado a un cambio de esta política los pone en alerta. Cinco, si existe un sector no democrático en este país es la gran burguesía pues toda su política la negocian directamente con los jefes del Ejecutivo federal, al menos desde los años noventa, tiempos en que iniciaron las políticas neoliberales, por lo que este sector oligárquico no busca someterse a los parámetros democráticos ni ciudadanos, buscan medios alternos para preservar sus privilegios por encima de las leyes y las instituciones públicas.

No nos engañemos, la gran burguesía, los llamados “empresarios”, los integrantes del CMHN y el CCE, son parte de la oligarquía, producto del neoliberalismo y de un sistema basado en los privilegios y la corrupción. No son ni representativos ni defensores de la democracia, especialmente porque tal sistema pone en peligro sus intereses, tal como hoy ocurre. Un gobierno de López Obrador no desaparecerá del todo sus negocios ni poder, pero sí les impondrá un límite a su desmedida voracidad y ambición, desde un Estado que deberá ser recuperado en favor de las mayorías.

Columna Letra Roja

Por Jorge Ignacio García Ponce

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