Comparte

Piensa y propone “ideas viejas y anticuadas”

Resulta ya común escuchar de las derechas y sus propagandistas, que Andrés Manuel López Obrador piensa y propone “ideas viejas y anticuadas”, frente a lo cual, esas derechas, sean el PRI o el PAN y sus aliados del PRD, se autoafirman diciendo que sólo ellos cuentan con “ideas nuevas”, sumamente innovadoras para sacar adelante al país. Lo que intentan estas derechas es colocar la divisa de la vanguardia y el progreso a su favor, mientras que buscan dejar a MORENA y su candidato en el horizonte del atraso.

La argumentación es muy simple: López Obrador tiene “ideas viejas” porque son las del PRI de los años setenta, esa es su línea, y como los gobiernos priistas de esos años llevaron al país a la crisis, de ahí la supuesta inviabilidad y lo atrasado de las propuestas del candidato de MORENA. Frente a este modelo arcaico, digamos, las derechas hablan, por ejemplo, de comercio libre o del impulso de la tecnología para resolver quién sabe qué. Lo cierto es que muchas de las propuestas de priistas y panistas responden a modelos igualmente “viejos”, si queremos usar es tos términos vulgares. Así por ejemplo, el libre mercado es un concepto de corte liberal, que por tanto lleva con nosotros unos 200 años; ahora, si hablamos del uso de la tecnología como medio y signo de desarrollo, entonces estamos ante los “viejas” propuestas de la Ilustración, en el mejor de los casos, o del positivismo, en el peor escenario, y digo el peor porque la esperanza en el modelo positivista ya fue puesta a prueba en el porfiriato, con los resultados sabidos, por lo que en el caso de estas ideas hablamos de un “atraso” de al menos de 100 años. Si tomamos lo propuesto por Andrés Manuel, que es que el Estado vuelva a tener un papel como rector (que no impulsor) de la economía y garante de los derechos y la soberanía nacional, entonces estamos hablando de un planteamiento que podemos acercar al de “estado benefactor”, o sea, ideas de hace unos 70 u 80 años, es decir, menos “viejas” que las del liberalismo y el positivismo, con lo que esa argumentación simplista de “ideas nuevas contra viejas” no es otra cosa que una perorata sumamente vulgar, manipuladora y falsa.

Hay que decirlo, en política no existen ideas viejas o nuevas, tan sólo ideas, mismas que adquieren vigencia o no según el consenso mayoritario de una sociedad. Así por ejemplo, en la antigüedad, la democracia fue una excepción en la Atenas griega, todo lo demás eran reyes e imperios esclavistas; para los años del Renacimiento, el modelo democrático resurgió en Venecia, bajo el acuerdo de una sociedad dedicada al comercio y no a la expansión territorial, actividad propia de las monarquías

absolutas de la época; ya para el siglo XVIII, la propuesta democrática volvió a tener sentido, en este caso para los colonos ingleses de América, para así construir una nuevo país llamado Estados Unidos o USA. Así pues, si validáramos la línea argumental de las derechas mexicanas de hoy, al catalogar las ideas entre “viejas o nuevas” sólo por su edad, entonces la democracia estaría descartada, sería la idea más vieja de todas y por tanto la más inservible. Entendemos que esto sería una soberana estupidez, tal como es el nivel discursivo de priistas y panistas, con sus rémoras perredistas, aún más ignorantes.

En nuestro actual contexto, no se trata de ideas nuevas o viejas, se trata de ideas que se contraponen. Las dos grandes realidades o paradigmas de la modernidad capitalista, que en la historia se encuentran y también se desencuentran constantemente, son el Mercado y el Estado. Cuando la vanguardia de la sociedad se ha colocado del lado de las fuerzas liberales y burguesas, el Estado sirve al Mercado, pero cuando fuerzas democráticas y populares han retomado el avance social, entonces ese Estado regula al Mercado, lo que para liberales y burguesías es una aberración.

Dejémoslo claro, la idea de que el Estado regule al Mercado y asuma el liderazgo sobre la nación y la sociedad es una idea “vieja”, aunque no tanto como la de someternos al Mercado, que es el liberalismo puro, aún más “viejo”, aunque ese liberalismo ya lo conocemos, es lo que ha sucedido en los últimos treinta años, por lo que la propuesta de priistas y panistas, no sólo es vieja, sino perniciosa y sumamente peligrosa para la nación mexicana en su conjunto.