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MARICHUY, CARACOLAS Y COSAS DEL PODER

Aunque muchos textos e investigaciones no destaquen a los movimientos indígenas con la importancia que merecen, son éstos la piedra angular donde se gestó la base de los cambios políticos, económicos y sociales más importantes de fines del siglo XX y principios del siglo XXI, bajo el cliché de la época; la ideología marxista con la división de clases, la autodeterminación, el enemigo burgués y el proletariado unido a ser un movimiento social-político de grupos organizados democráticamente, con varias décadas de lucha por la autonomía en medio de conflictos internos, crisis políticas, represión, incluso el enfrentamiento con la fuerza militar.

Las transformaciones comenzaron con la promulgación de la reforma electoral de 1977 en la “Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales” (LOPPE), celebrada en Chilpancingo, Guerrero la cual dio lugar al multipartidismo. Las ideas de izquierda aprovecharon aquella efervescencia y transformaron la política mexicana; el Partido de la Revolución Democrática (PRD) comenzaba a cobrar fuerza con ideales de tintes revolucionarios, propuestas que muchas de ellas eran el pliego petitorio de las organizaciones indígenas que en su momento vieron en la alternancia la ansiada esperanza, fueron también la decisiones de antiguos institucionales que decidieron emanciparse de la cuna mayor lo que posicionó al sol azteca en el juego del poder, así comenzó la consolidación de la izquierda en el sistema político mexicano. Los conservadores se hicieron presentes y las ideas de Derecha dieron contraofensiva con la creación del Partido Acción Nacional (PAN) comenzando así la gestación del clero en las más altas esferas de poder, líderes sindicales, líderes de organizaciones campesinas, los maestros y el SNTE, personajes como Morones y Fidel Velázquez con una de las fuerzas más estructuradas de lo que fue la gran maquinaria institucional: la poderosa CTM.

En cuanto Chiapas y Guerrero tenían sus propias batallas, en 1989 Sabino Estrada inicio el movimiento municipal de Copalillo y con el apoyo del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) ganó la elecciones municipales ; Othón Salazar Ramírez se convirtió en el líder del primer municipio del país gobernado por el Partido Comunista Mexicano (PCM) más tarde se expandió por la denominada “montaña roja” nahua-mixteca-tlapaneca; En la mayor demarcación indígena de Guerreo con los nann’ cue ñomndaa se propició el surgimiento y derrota del Frente cívico Indigenista de Xochistlahuaca (FCIX) y la formación del ayuntamiento alterno constitucional en 2002. Las tensiones entre los movimientos indígenas y el aparato del Estado tuvo su momento más tenso con el levantamiento armado del ejército Zapatista de Liberación Nacional el 1 de enero de 1994, la figura de los iconos de la revolución se había reinventado con la aparición del fotogénico subcomandante Marcos y junto a él la olvidada comandante Ramona. Hoy, a más de 20 años de aquél suceso los indígenas de México irrumpieron nuevamente en la escena Nacional, pero esta vez sin pasamontañas, ni pipa; hoy es el rostro de una mujer indígena, el máximo estandarte del olvido y la opresión en el mundo occidental.

Su nombre ocupó muchos encabezados en fechas recientes; María de Jesús Patricio “Marichuy”, la vocera del Consejo Nacional Indígena (CNI), mujer hablante del náhuatl, quien en Octubre de 2017 fue postulada precandidata a la presidencia de la Republica; la recaudación de las firmas fue organizada por grupos independientes y autónomos indigenistas, jóvenes universitarios, profesionistas, letrados, artistas, escritores que veían con fascinación nuevamente la llegada de los encapuchados de la selva, en medio de los discursos sobre equidad de género, en un país al que se le acusa de ser profundamente racista, clasista y sexista, peor aún, en donde asesinan a siete mujeres cada 24 horas según cifras de ONU mujeres publicadas en marzo de 2018; en contexto, un acontecimiento reciente del cual las organizaciones indígenas están siendo impulsoras se dio en el marco del día Internacional de la Mujer, el comité Clandestino Revolucionario Indígena- comandancia General (CCRI-CG) del ejército zapatista de Liberación Nacional las llamadas “Caracolas”; invitaron a mujeres de 27 estados del país y 34 países del mundo al “Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo, Cultural y Mujeres que luchan” que se celebró en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas el cual se convirtió en el primer espacio del movimiento femenino como grupo de poder social-político en la historia de México, Marichuy estuvo presente con un discurso que tocó aún más las sensibles fibras de la lucha por la equidad de género, la autonomía y el despertar ciudadano, para algunas, el comienzo de la lucha de la mujer al arribo del poder. Por otro lado, hay voces que opinan que esto se ha gestado en el clímax del feminismo como un ideal romancista más, impregnándose en la cultura popular que todo aprovecha el consumismo blanco, cuyos emblemas terminaran ocupado un lugar en los aparadores de grandes tiendas globales justo alado de playeras estampadas con el rostro del Che Guevara, Marcos y Fidel.

Fue el discurso de la hija de Jacinta Francisco Marcial, cuya madre junto a Alberta Alcàtar Juan y Teresa Gonzales Cornelio fueron encarceladas injustamente en 2009 y 2010 respectivamente, lo que cimbró al mundo, en las disculpas públicas ofrecidas por la PGR en Febrero de 2017 dos frases nos helaron la piel; “nos chingamos al estado” y: “hasta que la dignidad se haga costumbre”, evidenciando no solo al fallido sistema de justicia en nuestro país, la grave situación que siguen viviendo los indígenas en México y la ineficacia del sistema de Derechos Humanos en el Estado; también, apresuró el peregrinaje de los hombres y mujeres del sur; en los altos de Jalisco, Chiapas y Guerrero para llegar de frente a las elecciones más grandes de la historia; mandando un mensaje claro: se han metido en la fiesta de los grandes y no se van a salir, aunque la vocera del Consejo Nacional Indígena no logró el registro dio la mayor muestra de civilidad y congruencia que dignificó una vez más la lucha intercultural en México y toda América Latina.

En el momento de mayor desconfianza hacia el sistema político-institucional, crisis económica en plena pugna por el poder, el sorpresivo convenenciero romance izquierda-Derecha, la oposición demagógica, los independientes adinerados, estafas maestras, los Panama Papers,el caso Odebrech, entre muchas situaciones más…emergió nuevamente la élite indigenista de México; han aprendido de los errores del pasado, de las traiciones, han sobrevivido al olvido, han despertado y con ello, la inspiradora figura de Marichuy, caracolas y cosas del poder.