Saetas al Aire

Prometer no empobrece, el dar es lo que aniquila

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Así dice el refrán popular.

Ahora analicemos un poco, prometer (jurar) y no cumplir como estrategia es un secreto a voces generacional y una costumbre arraigada en muchos sectores sociales. Hagamos memoria ¿cuantas veces nos han hecho una promesa y no nos han cumplido lo prometido?: en una campaña política, en una promoción comercial de bienes y servicios, en temas laborales y ofertas de empleo y en un largo etcétera, que llegan incluso a temas personales…

Para luego darnos cuenta del gancho que significaba la promesa, que normalmente siempre busca una firma, un pago, un voto, un compromiso, una responsabilidad. Es decir, un recibir, con la falsa oferta de luego dar. Lo que siempre crea expectativa, ilusión, esperanza de mejora, de satisfacción, de felicidad e incluso prosperidad y mejora de vida.

La promesa siempre implica futuro, pero el tiempo (el mejor aliado y el peor enemigo del mortal) es el encargado de terminar con todas las farsas, con el tiempo todo se sabe y se caen los telones, los escenarios, los vestuarios, las máscaras, los trucos y las pantallas mediáticas y con ello las mentiras salen a flote, con el tiempo las promesas (discursos, clausulas, compromisos, actas, minutas, acuerdos, etcétera) se olvidan

Los que un día prometieron pronto olvidan por conveniencia, comodidad y por costumbre. A los que les prometieron no olvidan tan fácil la afrenta, el daño la desilusión, pero terminan muchas veces por conformarse, a veces por miedo, cansancio, decidía o por no tener los medios para exigir lo incumplido…

¿Cuál es el móvil de una promesa?… ¿la incapacidad o la falta de auténtica voluntad de hacer algo en el momento presente?, ¿por qué se usa la promesa para obtener beneficios presentes a cambio de beneficios futuros como divisa de cambio?, ¿Por qué un refrán popular “prometer no empobrece, el dar es lo que aniquila” causa risa y a la vez hartazgo?, ¿por qué solemos prometer cosas que no podemos cumplir?, ¿la incapacidad de cumplir es por falta de capacidad o simple y sencillamente por mediocridad?

De cualquier forma, prometer siempre implica ética, honestidad, conducirse con verdad, endosar la palabra y el honor…valores sociales aprendidos en casa, reforzados en la escuela y cultivados con la práctica…los estafadores siempre prometen y nunca cumplen, son mentirosos profesionales o en algunos casos mitómanos. Los ingenuos siempre son sus clientes y víctimas y a veces son corresponsables de los primeros por caer en sus mentiras reiteradamente, en un juego que llega incluso a lo absurdo y la codependencia…

El que prometa que cumpla, aunque en cumplir esté su ruina…de lo contrario que no prometa nada y que se conduzca con verdad, aunque le bajen las ventas, las firmas, los contratos, los votos, etc.

¿Habrá alguien que se pueda conducir con verdad en un mundo tan dependiente de las mentiras?

Omar Bustani Barrientos

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