Ser feliz, es uno de los sentimientos más deseados del ser humano, pero qué pasa cuando esa felicidad se ve amenazada por alguna situación inesperada, cuando tienes que pasar por un proceso de duelo por alguna pérdida emocional, como la pérdida de un ser querido, quedarte sin trabajo, terminar una relación de pareja. Nuestro paisaje de vida pierde su luz y se convierte en obscuridad total y empiezas a transformarte en un vagabundo mental con pantalones blancos, qué hay veces te ensucias y permites que otros ensucien tu mente y te generen pensamientos tóxicos, hasta convertirse en harapos emocionales y decides luchar con tus demonios internos ya que tus emociones están sujetas por un pulpo que te aprisiona con sus tentáculos y te encuentras cautivo en la cárcel del desconsuelo y la desesperanza y tu mente se convierte en un tirano.
Te encuentras atrapado en el paisaje gris, por las diferentes situaciones que te llevaron a tocar fondo tanto emocional, espiritual, mental, como financiero.
El estar de cara al piso, es muy difícil y doloroso. Cuando vives una catástrofe de esta magnitud, del dolor puedes salir fortalecido. Las caídas te recuerdan que puedes levantarte y salir adelante y solo debes voltear para darte cuenta de lo lejos que has llegado y puedes aprender de las reglas del boxeo, en las cuales indican que no pierde el que se cae, sino aquel que no se levanta.
En ese intento te puedes caer varias veces; es parte del proceso y mientras te levantas te puedes sentir quizás fracasado, desmotivado y desilusionado, pero debes pensar como un rey: El rey no teme al fracaso. El fracaso sólo es otro paso hacia la grandeza.
Mientras te recuperas, vive el actuar en el hoy, en el ahora; aprendiendo del dolor y teniendo las manos libres para tomar lo mejor que la vida te puede ofrecer y no llenes tus manos de pensamientos negativos, emociones que no necesitas y habla en tiempo presente. “Yo puedo, yo merezco, yo doy, yo recibo” y abandona a los dictadores mentales que decidiste que te acompañaran en esos momentos.
En tu maleta de vida, no guardes rencor, venganza, depresión, miedos e inseguridades, falta de fe y pérdida de amor, solo lleva a tu gran viaje; la luz y el color del paisaje. La obscuridad se transforma en un camino próspero, sembrado de gratitud, amor, confianza, seguridad y armonía en todo lo que realices y no olvides llevar, la llave del Amor y que el Amor toque todo lo que hagas en tu vida, como una varita mágica, liberadora.
Si quieres cosechar abundancia, escoge las mejores semillas. Tú eres tú propio jardín, si lo riegas con amor, añades algunas plantas que son las experiencias, selecciona las semillas que germinarán en pensamientos positivos, el vivero crecerá y bellas flores aparecerán, así que lo tendrás que cuidar para que de árboles y buenos frutos. Observa si ha nacido alguna mala hierba, son como los pensamientos negativos, retira de inmediato el pastizal de tu bosque mental. Si en el camino resbalas o caes, no te preocupes, sacúdete y continúa tu camino. Ahora ya sabes por donde no debes volver a pasar y deja los harapos mentales, baña tú interior, purifícalo, ponte tú ropa de gala y preséntate a vivir cada día como un rey.
Las lecciones de decidir vivir en un paisaje obscuro, fueron solo experiencias, ya que superaste con sabiduría cada caída, cada golpe emocional y como tú crecimiento interior se fortaleció. Así que un paisaje negro, te da la oportunidad de darle luz y color, porque un paisaje gris también es parte del universo, todo depende de tu actitud y cómo enfrentes la vida.
“Vive, siente, acepta, aprende, vibra, fluye y sigue la voz de tu corazón.”
Psicoterapeuta y Orientadora en Tanatología, Raquel Estrada.