Por Alejandro Basáñez Loyola
El español Antoni Gaudí, creador de la catedral de la Sagrada Familia en Barcelona, fue uno de los mejores arquitectos del movimiento Modernista en el mundo, y fue contemporáneo de José Refugio Reyes Rivas, nuestro “arquitecto empírico”, por haber ejercido toda su vida sin el título de arquitecto. Gaudí fue tan mal estudiante, que su maestro, Elies Rogent declaró al otorgarle el título: “Qui sap si hem donat el diploma a un boig o a un geni. El temps ens ho dirà.” (No sé si le hemos dado el título a un loco o a un genio. El tiempo lo dirá).
José Refugio Reyes Rivas, hijo de un humilde cantero, nació en Sauceda de la Borda, Zacatecas en 1862. Entre sus obras más destacadas se encuentran el Templo de San Antonio, la transformación del Templo de Guadalupe, el Templo de la Purísima Concepción, la edificación de diversos hoteles, como el París, el Francia, el Regis y el Washington; y del actual Museo de Aguascalientes. Varios de estos edificios actualmente son museos u oficinas gubernamentales del Estado y de la ciudad de Aguascalientes.
José Refugio se casó a los veinte años, enviudando en corto plazo. Volvió a contraer nupcias en 1890 con Felipa López, con quien tuvo cinco hijos: Alfonso 1892; Jesusa, quien falleció el mismo día de su nacimiento; Esteban 1896; Refugio, 1900 y Eva en 1907. Refugio fue el único que siguió los pasos de su padre.
Dos hechos fundamentales coincidieron con el desarrollo económico y artístico de la zona de Aguascalientes: El Porfiriato, ávido de construcciones que emularan a los franceses y la Revolución Mexicana, que puso a Aguascalientes en el ombligo político y cultural del país con el cruce de las líneas ferroviarias que comunicaban a Villa y Carranza con el norte y sur del país.
El emérito arquitecto contaba con una mente prodigiosa que le permitía poner a lápiz sobre un papel, proyectos imposibles para otros mediocres arquitectos de carrera, como el Salieri (músico que envidiaba a Mozart) aguascalentense Camilo E. Pani, quien se burlaba de él llamándolo “arquitecto sin título”, a lo que el chocarrero Cuco le contestaba: “como tú digas, arquitecto sin obras”.
Los primeros años profesionales de Refugio transcurrieron en Zacatecas, donde estuvo en contacto con los ingenieros americanos y franceses que participaban en las obras del Ferrocarril Central Mexicano. Refugio recorría los campamentos con cuaderno y lápiz en mano, haciendo preguntas inteligentes sobre trabajos en hierro y estructuras. Los extranjeros cayeron cautivados ante el encanto del joven aprendiz, que de ahí sacaría sus conocimientos a la vanguardia que le servirían para su fructífera carrera como arquitecto sin título, como empezarían a llamarlo años después en Aguascalientes. Este empeño por aprender le permitió ganarse la confianza de uno de los contratistas franceses, quien sería su padrino para recomendarlo para la construcción del Mercado de Zacatecas. Refugio se convertiría en un maestro en el manejo del hierro, base de sus futuras obras por las que alcanzaría la fama.
La vida de Refugio cambiaría al ganarse la confianza de la orden franciscana de Aguascalientes, quien sabía de su calidad como constructor y le encomendaría la construcción de su más grande obra: el Templo de San Antonio. Esta es considerada una obra maestra del eclecticismo, al mezclar estilos de distintas épocas: del siglo XIX por los motivos neoclásicos y del siglo XX por su cúpula de acero. Esta pesada cúpula fue un desafió para el famoso arquitecto de escuela Camilo E. Pani, quien apostó que al término de la obra, al quitar los andamios que las sostenían, ésta se colapsaría por su propio peso. Refugio hizo del desafío un evento público al que se presentó Pani con decenas de curiosos y colegas, quienes serían testigos de la tragedia. Para su sorpresa y asombro, Reyes puso a su familia bajo la cúpula en el momento del retiro de los andamios. Los curiosos taparon sus ojos para no ver a los familiares morir aplastados. Los familiares sonrieron confiados hacia su progenitor, en quien confiaban ciegamente. Una lluvia de aplausos se dejó escuchar al ver que la cúpula se sostenía firme como la roca. Pani casi se desmaya al ver que la precaria estructura sostenía perfectamente la cúpula. Como comentario desesperado agregó que sería cuestión de días para que el domo cayera. El Templo de San Antonio ha estado en su sitio, sin daño alguno en los últimos ciento veinte años desde su construcción. Los rumores de su supuesto colapso se apagaron con el tiempo y el templo sigue ahí en pie, tan sólido como siempre. La calidad arquitectónica del emérito arquitecto ha quedado probada, no hay la menor duda. José Refugio está al nivel de los grandes arquitectos de su época, como el legendario Antoni Gaudí o su contemporáneo mexicano Francisco Eduardo Tresguerras, considerado como el impulsor de la arquitectura mexicana neoclásica y calificado como el mejor arquitecto de su época, además de que destacó como pintor y grabador. La influencia de Tresguerras en José Refugio es evidente. Los dos fueron unos pilares en su época. Son alrededor de cuarenta las obras de José Refugio en Aguascalientes. Algunas fueron destruidas por las guerras, otras no firmadas por él, por considerarlas muy simples. Aquí sólo mencionaré las más significativas, como el Templo de San Antonio, 1895; Hotel Washington, 1896; Templo de la Purísima Concepción, 1902; Casa Refugio Reyes, 1903; Banco Nacional de México, 1905; Banco de Zacatecas, 1906; Baños de Ojo Caliente, 1908; Museo Regional de Aguascalientes, 1908; Hotel Francia, 1915 y el castillo y chalet Douglas en 1917.
El emérito arquitecto participó en doce obras en Zacatecas, como la del Templo de San Francisco de Adame en 1940 y la Capilla de la hacienda de Tacoaleche, en 1941, considerada como su última obra (ubicada en Guadalupe, esta obra comenzó dos años después de su muerte, por lo que no fue concluida por él). En enero de 1985, Refugio Reyes recibió el título póstumo de arquitecto por parte de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. En el año 2008, se celebró el centenario de la fundación del Templo de San Antonio. El ayuntamiento de Aguascalientes reconoció la obra de José Refugio Reyes Rivas colocando una estatua en bronce del ahora sí arquitecto (desde 1985), con Reyes sentado en un extremo de una banca, leyendo sus apuntes, hecha por el distinguido escultor Miguel López Artasánchez. La obra se encuentra en la avenida Ignacio Zaragoza, frente al Templo de San Antonio.
El 3 de octubre de 2014, en agradecimiento por su grandeza José Refugio fue declarado hijo predilecto del municipio de Vetagrande, Zacatecas. El Colegio de Arquitectos de Zacatecas lo inscribió postmortem como miembro distinguido. En su memoria, la sala de cultura de Vetagrande fue nombrada Refugio Reyes Rivas. La siguiente vez que anden por el centro de la ciudad de Aguascalientes, no desaprovechen la oportunidad de contemplar las obras que nos legó nuestro orgullo nacional, el arquitecto José Refugio Reyes Rivas, el toda su vida: “arquitecto sin título”.
Alejandro Basáñez Loyola, autor de las novelas históricas: “México en Llamas”; “México Desgarrado”; “México Cristero”; “Tiaztlán, el fin del Imperio Azteca”; “Santa Anna y el México Perdido”; “Ayatli, la rebelión chichimeca”; “Juárez ante la Iglesia y el Imperio”; “Kuntur el Inca” y “Vientos de Libertad”.
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