Virus y epidemias
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Virus

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El concepto de virus se ha generalizado aun entre los no científicos, cuando la tecnología lo empezó a usar como el causante de problemas cibernéticos de diversos grados; pero en lenguaje común y corriente se trata de un micro bicho, que se mete en las células ajenas para reproducirse, siendo  capaz de enfermar y a veces hasta matar a otros organismos vivos mucho más grandes, lo mismo si son aves, ratas voladoras o humanos. Este tema de bichos invisibles atacando a seres mas complejos ha sido una de las más intensas indagatorias de mortandad y luego de avances científicos a lo largo de la historia y por ser un poco más grande que los virus, fueron descubiertos primero como el de las bacterias que nos han hecho pasar por muchos eventos catastróficos. Dependiendo de los autores, se puede hablar de cinco y hasta 12 bacterias horribles, las cuales en un principio fueron atacadas por fármacos como la penicilina, aunque hoy la mayoría de ellas se han hecho resistentes y hasta con la posibilidad de reproducirse genéticamente en el huésped –o sea los humanos- con lo cual parecen estar ganado la batalla de la sobre vivencia.

La Yersinia pestis es quizá la más conocida, por lo que causó en la edad media, aunque se piensa que la de Justiniano y la Antonina, fueron una variante de esta misma al igual que otras que asolaron a la  antigua Grecia y el imperio romano, El tifus -no confundir con las fiebres tifoideas- y la variedad de las provocadas por bacterias Rickettsia; la Vibrio cholernte; la Treponema pallidum causante de la sífilis[1] y otras que pueden vivir sin problema en el cuerpo humano a no ser que se conviertan en invasivas y resistentes a los antibióticos como en el caso de Helicobacter pylori, Staphylococcus aureus; Pseudomona aeruginosa; Enterobacteriacea o la Acinetobacter baumannii, todas ellas ejerciendo su habilidad para encontrar nuevas formas de resistir el tratamiento, por lo cual ha advertido la OMS, que el tema de los fármacos no puede dejarse solo a las fuerzas del mercado, so riesgo de no contar con ellos cuando sobrevenga la urgencia. ¿Esto es lo que estamos enfrentando con el coronavirus?[2] ¿Sabemos cuales de los patógenos prioritarios, particularmente los que abundan en hospitales y matan a los ancianos, son de prioridad crítica, elevada o media?

Con las salvedad de los bichos mayores, los de moda que para reproducirse se meten en alguna célula del “huésped”, roguemos para que a ningún perverso se le ocurriera[3], soltar algunos como el Marburg, cuyo porcentaje de muerte es de 90%. Esta fiebre hemorrágica viral, originada en África y aislada por primera vez en Alemania, hasta hoy no tiene cura y puede ser tan contagiosa como la viruela, el dengue, el machupom o cualquier de la gripes –aviar, H1N1, el coronavirus- y más allá de de sí es una forma de equilibrio del universo, el cumplimiento de una profecía –igual de Nostradamus en 1555 o de Bill Gates en el 2015- o la maldad de alguien que tiene la tarea de hacer vigente la eugenesia; si es fundamental no ignorarlo y en cambio aprovechar el momento para la reflexión.

Desde siempre el ser humano ha tenido miedo al dolor, la enfermedad y por supuesto la muerte. Este temor hace del mercado de medicamentos un negocio boyante, en su momento justificó pirámides altas para evitar calamidades como el diluvio y por supuesto datos “certeros” que nos permitan saber cuando se acabará el mundo. Casi todos los credos religiosos tienen algo que decir sobre el tema y más allá de si Jesús es el hijo de Dios que nos garantiza salvación o simple profeta como lo señalan los grupos no cristianos, él tranquilizó a sus discípulos con afirmaciones  como: La verdad de que llegarán muchos que engañan, habrá guerras, pestes, hambres y terremotos y en esa tribulación muchos serán aborrecidos, otros serán asesinados, se multiplicará la maldad y el amor se enfriará ¿La traición entre hermanos y militantes de grupos es parte de esta abominación? ¿La multiplicación de la perversidad tiene que ver con pseudo profetas de religiones emergentes y crematísticas? El tiempo de huir –aislarse- ¿llegó con la ocupación de los lugares santos por abominaciones como sentenció el profeta Daniel?

Más allá de si Usted pertenece al grupo que entra en la negación “yo pienso que es mitomanía” me dijeron algunos adolescentes; son inventos para controlarnos políticamente; o los angustiados por la sobre-información y la manipulación interesada –de credos que buscan adeptos- es fundamental manejar el miedo propio y de quienes de uno dependen. A diferencia de tiempos pasados, la mente humana se ha desarrollado en temas específicos, como el apoyo emocional y los grupos humanos han mejorado sus capacidades de organización, como para defenderse de medidas agresivas –fiscales, jurídicas, comerciales, crediticias como es el cobro de intereses excesivos, etc.- y de deficiencias en todos los sectores –el salud es ahora importante- tanto en lo público como en lo privado.

Quienes contamos con la ventaja de la fe –racional, emocional espiritual y física- podemos reforzarnos con palabras como las de Jeremías “no te dejes abatir” o las de Isaías “no tengas miedo porque yo estoy contigo”, o lo que retoma el apóstol Pablo en su carta a los Corintios “Efectivamente él nos rescató del peligro mortal y volverá a hacerlo de nuevo. Hemos depositado nuestra confianza en Dios, y él seguirá rescatándonos”

Los buscadores de las 8 columnas, afirman que Italia esta mal porque se tardó en buscar soluciones y al parecer lo mismo se puede aplicar a España y otros, o quizá la crítica es a los asistentes  a fiestas y zonas turísticas, por lo pronto Usted en casa además de buscar una mejor relación con la familia, goce textos que tiene pendientes y acepte como mi regalo este que nos obsequió uno de Los autores de los salmos ‘Rescataré a los que me aman; protegeré a los que confían en mi nombre. Cuando me llamen, yo les responderé; estaré con ellos en medio de las dificultades. Los rescataré y los honraré” salmos 91:14-15

Lic. Lilia Cisneros Luján

Una Colorada (vale más que cien descoloridas)
Por: Lic. Lilia Cisneros Luján    

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