Veracruz, entre el miedo y la guerra
Amanecía el sábado 16 de marzo en el municipio de Jáltipan, Veracruz cuando en las instalaciones de la base de la fuerza civil, el silencio fue interrumpido por disparos de balas grueso calibre y explosivos ejecutados por 15 sujetos que iban en un convoy, los cuales también estrellaron vehículos para después prenderles fuego, según fuentes oficiales de la secretaria de Seguridad Publica (SSP), este atentado ha sido adjudicado por el cartel delictivo Jalisco Nueva Generación (CJNG), cuya disputa en tierras veracruzanas ha dejado uno de los peores saldos registrados en los últimos días.
Los cielos de Veracruz se han teñido de rojo desde hace dos semanas, el asecho entre los grupos delictivos que se disputan las plazas y rutas comerciales y todo el cuerpo de defensa y protección no ha dado tregua en horas, impera la presencia de las secretarias de Marina-armada de México (semar), de la Defensa Nacional (Sedena) y de seguridad pública (SSP), la policía estatal y la fuerza civil cuyo despliegue se observa en las calles de las ciudades más importantes: Veracruz puerto, Coatzacoalcos, Boca del Rio, Minatitlán, Córdoba, Poza Rica y la capital Xalapa, cuyos habitantes ceden ante el pánico, la incertidumbre y la desesperación.
La imagen de los tráileres incendiándose por narcobloqueos en el tramo carretero Córdoba-la Tinaja, impresionó por su naturaleza violenta y osada, parecía alguna escena de estados como Tamaulipas, Michoacán o Sonora donde impera la metralleta y las persecuciones entre carteles y el ejército, sin embrago, es Veracruz y la tranquilidad hace tiempo que huyó de aquí, decía el desaparecido Rubén Espinosa “la muerte escogió Veracruz como su casa y decidió vivir ahí”.
Entre los malos gobernadores, el desfalco de Duarte, los periodistas asesinados y la gran ola violenta que no para, parece que se vive sobre una tumba, en Veracruz la tierra huele a muertos, se gritan los nombres de los 20 mil desaparecidos, en su mayoría jóvenes de entre 14 y 25 años según los últimos datos del colectivo solecito de Veracruz, la tierra esta hueca y los cuerpos brotan de la tierra porque las fosas clandestinas ya están muy llenas, un panorama político de rompimientos y desacuerdos que parecen no tener una pronta solución .
La transición le está doliendo a Veracruz, un estado de recursos ilimitados, cuyo tambaleo político ha cobrado caro con el despertar de los demonios que andan sueltos y la zozobra que hoy enluta a un estado que sigue estancado en las profundos pantanos de la corrupción, el compadrazgo y ese poder que no han soltado los viejos políticos que acompañaron a Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte de Ochoa, Miguel Ángel Yunes y hoy sin una pisca de conciencia lograron preservar algún puesto con Cuitláhuac García.
No ha bastado el triunfo de una oposición que apostaba por un cambio y el compromiso histórico a la sociedad que le dio el voto, no bastaron diputados elegidos entre el furor del pueblo y la esperanza de los letrados, su poca audacia política les costó el no derrocar al fiscal impuesto por Yunes Linares, Jorge Winckler Ortiz, acusado de desechar carpetas de investigación sobre desaparecidos, cuyo juicio político fracasó en un mal movimiento de los aliados del gobernador, quienes no estuvieron a la altura de una estrategia política digna de legisladores audaces ni con la mayoría del congreso a su favor.
Ante esta situación los veracruzanos nos preguntamos
¿Dónde estará la mano del presidente de la Republica en este charco de sangre que es hoy Veracruz?
¿la confianza a Cuitláhuac García podrá ser recuperada o estamos frente a la tumba de una democracia y una transición que se quedó en el intento del ensueño la quimera y la utopía?
Con una población de 8.1 millones de habitantes, Veracruz es la tercera ciudad más grande de la república mexicana, con una riqueza litoral, pesquera, agrícola, cítrica, petrolera, turística, gastronómica, comercial y cultural de gran importancia para el país, hoy está sumida en el caos, la desolación, el desempleo, la extorsiones, los secuestros y los homicidios, disputándose su tierra cuatro poderosos carteles del crimen organizado: el cartel de Jalisco Nueva Generación, Los Zetas, cárteles unidos y jarochos unidos
El arribo de la transición ha dejado rastros de mártires pos democracia, han sido asesinados 34 políticos y 19 de sus familiares, Puebla y Veracruz encabezando la lista, el 63% de las agresiones contra mujeres políticas se concentró en Veracruz según el último reporte de la consultoría etellekt, uno de los episodios más desgarradores fue el asesinato de la hija de la Diputada Federal Carmen Medel Palma, en Minatitlán, Veracruz, el pasado 8 de Noviembre de 2018, luego que la joven acudiera al gimnasio que solía frecuentar, un sujeto desconocido entró al establecimiento para dispararle mientras ella se encontraba haciendo ejercicio, dicha noticia le fue notificada a la diputada en la sesión ordinaria de San Lázaro, el desgarrador grito de la legisladora marcó uno de los recientes episodios más dolorosos presenciados en el recinto legislativo.
Las narco mantas, el asesinato de líderes de comerciantes a plena luz del día, el fuego cruzado en las calles, las desapariciones forzadas, y el penoso primer lugar nacional en secuestros, 108 en el primer bimestre de 2019 para ser especifico, aumentando 184.2% respecto al periodo de 2018 (alto al secuestro org. bimestre 2019) hacen que hoy Veracruz este en puntos rojos pidiendo a gritos que esta guerra pare y que nos devuelvan la tranquilidad que tanto añoramos.
Veracruz necesita la intersección del gobierno Federal para imponer el orden político y social que esta matando como nunca antes, ¡S.O.S para Veracruz!, repetimos, ¡S.O.S para Veracruz!
Por Alejandra Tejada