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Gerberas Lilas, De Elba Prior Domínguez

La felicidad es relativa, ya lo ha dicho la maestra Elba Prior quien nos tiene hoy aquí convocados y que sabe de antemano que la vida pasa rápidamente para cada uno de nosotros y hay historias que contar y que decir, antes que el viento se las lleve a cualquier parte.

Todo es relativo, confirmo una vez más, nada sucede por casualidad ni conocemos a nadie por mera coincidencia, leyendo cada párrafo, cada relato, cada momento de lo que pudo ser la vida de Karime –personaje que quizás existió- y que también pedía abundancia y el elixir de la vida eterna para su avejentada vida, lo que son las coincidencias.

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Cada instante de la vida de Ana y Eduardo en algún café desconocido, cada mirada de Amelia y Arturo, nos trasladan a lugares impensables que quizás hemos conocido, a personajes que han vivido tan cerca de nosotros o que tal véz nos rememoren amores pasados, de esos, sí, que dejaron una huella profunda en este corazón que tenemos en el pecho y que hemos de guardar ahí, hasta la siguiente vida.

Gerberas Lilas no es sino una extensión de lo mucho y poco que quizás hemos vivido sin darnos cuenta, no es sino la historia de amores prohibidos con finales felices de esos que todos esperamos, que añoramos ver en cada relato, o al menos casi todos, historias que hablan de miradas, de lenguajes corporales, de esas señales inequívocas a la antigüita que bien conocemos, de besos en la mano que después se vuelven más intensos y hacen que uno no suelte el libro de Elba Prior, porque, si Adela y Javier son capaces de mirarse de esta manera, que no harán los siguientes personajes para dejarnos sorprendidos y esperar que la vida misma nos sorprenda también siendo humanos, amando como se amaron nuestros padres, enamorándonos como en ese entonces, en que Xalapa era ya la capital del Estado y donde las cartas, las fotos dedicadas y los reinicios amorosos, también estaban a la órden del día.

No me queda sino esbozar una gran sonrisa al cierre de este libro de relatos, no solo por la calidad de cada uno de los que le preceden sino también por la manera tan sutil en que todo este tiempo las historias toman forma, maduran y nacen en conjunto hasta ver la luz .

Elba Prior nos devuelve al espejo, a preguntarnos que haríamos si volviéramos a ver al amor de nuestras vidas o si conocemos a alguien que tiene uno y aún está esperando por el.

Sonreiríamos socarronamente, la taquicardia se haría presente y sin duda, pensaríamos en Gerberas Lilas que hoy presentamos y en esos instantes, que alguna vez, hemos rememorado o deseamos en secreto, sucedan una sola vez.